YVAN IN THE DARKROOM: Encuentros a través del ordenador

YVAN IN THE DARKROOM: Encuentros a través del ordenador

de Noticias Recon

09 diciembre 2019

Yvan, alias QueerYvan, es historiador de la sexualidad. De forma periódica comparte algunos de sus encuentros sexuales favoritos (con todo lujo de detalles), además de educarnos sobre la historia del fetichismo de manera ocasional.

El mundo en el que vivimos es un mundo híbrido. Las conexiones no son tan simples como antes. Aunque sea posible conocer a alguien de forma anónima en un bar o en unos lavabos públicos, chupársela e irte con la corrida secándose en tu barba, no es así como vivimos a día de hoy. Es banal decirlo, pero nuestro mundo ha sido modificado por los dispositivos electrónicos. El cruising no es como antes – y creo que esto es algo bueno. Podemos seguir jugando a esos juegos establecidos, como ir a una sex party y follar de forma anónima, incluso a una fiesta fetichista en particular, pero también podemos encontrar nuestros objetos de deseo en internet. Grindr. Scruff. Hunqz, si quieres pagar por algo muy específico. El mejor para el rollo BDSM que yo busco es Recon.

En Recon, puedo pasarme horas hablando con hombres potentes con gustos tan guarros como los míos. S'il veut, je peux écrire en français aussi et apprends les nouvelles phrases, comme leche mon cul. Aquí, un tío me puede decir que quiere limpiarme el culo con la lengua, mientras que en la ''vida real' no sería tan directo (acabo de decir vida real, pero vivir con un teléfono en una mano y la polla en la otra es tan real como conocer a un tío en un bar de cruising – al igual que darme una cantidad de dinero en efectivo por pasar un rato conmigo es tan real como hacerme una transferencia de 150€.) Nuestras realidades han cambiado; todos lo sabéis, si habéis conocido a alguien en una app para un polvo anónimo. Esto no sustituye los encuentros reales en espacios sociales, sino que los modifica. Una vez conocí a uno de los tíos que me gustan en un bar marica en Marsella una noche, después de dejarle claro cuáles eran mis fetichismos en una app. Ahora le estoy ayudando a montar una sex party marica a finales de verano. ¿Me habría hablado de forma tan sincera en el bar si no hubiese sabido más o menos qué tipo de persona era yo gracias a la conversación explícita que habíamos tenido antes? Lo dudo.

No es siempre fácil encontrar a alguien con el mismo fetichismo que tú. Ni siquiera en las apps de sexo convencionales, donde todo el mundo es gay y no van a reaccionar mal si les hablas, no es fácil proponer algo que es un tabú a alguien. Inténtalo, si no me crees. Dile a alguien con una foto de perfil convencional (o con fotos de polla que no le has pedido) cómo te gusta que te den golpes con un bastón hasta que las marcas se ponen de color morado y se te saltan las lágrimas y luego te haces una paja, o que te gusta pajear a un tío con el bálsamo tiger como si fuese lubricante para que se les ponga más sensible, a ver cómo responden. Sus reacciones pueden ser ofensivas – aunque te hayan preguntado "¿Qué te va?". Lo sé por experiencia. Es aburrido tener que fingir ser algo que no soy para encontrar un polvo convencional, por eso ya no lo hago.

Gracias a Recon, donde todos los salidos del mundo pueden compartir sus visiones eróticas personales en un ambiente de seguridad y aceptación. Al menos, en mi experiencia. Conocí a mi mejor sumiso aquí – era muy bueno, memorizó y recitó una pieza difícil de Dylan Thomas en su maravilloso acento galés, y aún así le metí 56 golpes con el bastón el día de su cumpleaños, antes de ponerle la polla en el hombro para me la chupase. He conocido muchos más tíos. De todo tipo, cis y trans, activos y pasivos, viejos y jóvenes, buenorros y no tanto (aunque las cosas cambian cuando conozco lo que se les está pasando por la cabeza). Conozco a la gente por internet que no conozco en las discotecas por que ahí estoy bailando, o si me voy de la pista de baile, y conozco a gente con los que casi no hablo, ya que nos ponemos a follar tan pronto como nos conocemos. Pero para buscar polvos en plan BDSM, en los que el consentimiento y la comunicación son fundamentales para jugar con seguridad y confianza, Recon es la plataforma que lo ha hecho posible y de lo contrario no tendríamos todas estas posibilidades. Estoy agradecido.

* * *

Estoy delante del ordenador y un tío me manda un mensaje.

--¿Qué te va? Me pregunta, después de un par de comentarios sobre mi perfil. Mejor que cuando te mandan la típica foto de polla.

--Un montón de cosas. Pies. Meos. CBT. Control de orgasmo. Fisting. Dildos. Castigo corporal fuerte. Cosas inusuales. Normalmente soy activo, le digo. Pero en casa, la verdad es que soy un masoquista empedernido.

Es una selección de cosas solo, pero así sabes de qué va el rollo. Ahora sabe que me gusta que me peguen – da confianza, creo yo.

Cuando me pregunta que a qué me refiero con el castigo corporal, le digo que me gusta usar bastones que hago yo mismo y látigos que creo con los neumáticos de las ruedas de bicicleta viejas. El fetichismo no tiene por qué ser tratado como una mercancía, y, además, mis látigos de goma son unas creaciones hermosas, más personales que los que se compran en internet. Quiere ver fotos, le envío unas cuantas – con chaps de cuero, desnudo, azotando a alguien con un bastón, haciéndole fisting a uno, lleno de magulladuras que me ha hecho el sádico con el que vivo. Parece que está impresionado, y me cuenta más sobre sus deseos.

Después de unos cuantos mensajes, empezamos a entrar en la parte erótica de nuestras mentes. No conoce mi nombre, pero ya le he dicho lo que se siente al dilatar el culo de alguien con mi muñeca antes de follarle, porque me encanta follarme un culo bien abierto, para oír los gemidos suaves después de la intensidad de abrirle el culo para que ahora pueda disfrutar más, el sonido del lubricante escurriendo en el suelo. Me gusta explayarme. Me gustan los detalles. Cuando estoy cachondo, escribo mejor. Escribo sobre todo para él. Escribo para que me diga exactamente lo que quiero. Esto no pasa cuando conozco a alguien en un parque por la noche. Ahí, me la chupan y me piro. En esta situación, le estoy contando exactamente qué es lo que quiero. ¿No va a ser el polvo que vamos a tener después de hablar mejor que si solo se la chupase y me pirase, después de todo? Para mí, sí.

Y me encanta decirle que me diga lo que quiere. Exactamente lo que quiere. No una palabra, una descripción. Quiero que me explique lo que necesita, el nivel exacto de intensidad que busca. Cuanto más le conozca, mejor le voy a poder follar. Cuanta más confianza tenga, mejor, porque voy a saber qué es lo que busca. Sé que las cosas nuevas se pueden explorar en persona, pero estos detalles del deseo, del suyo y del mío, con fotos y hablando de guarradas me mantienen excitado antes de quedar, y hace que todo sea más real: porque me dice hasta dónde quiere llegar, directa y explícitamente, sé que puedo ser menos tímido. Lo más importante para mí es el consentimiento y la comunicación. Me pone cachondo. Cuanto más sé, mejor van las cosas, en el rollo BDSM al menos.

Me manda sus fotos. en una, está en un con el brazo de un tío dentro de su culo. En otra, tiene dos pollas, una negra y una morena y circuncidada, dentro de la boca. En otra, está mojado y tragando un líquido. Hay otra en la que le han metido una cadena de metal grande por el culo, no se cuánto le han metido, pero la ilusión de la eternidad me la pone dura. En otra, que para mí es más interesante, está colgado, medio desnudo, de las muñecas en un árbol en el medio del bosque. Le han pegado fuerte. La piel del pecho y la espalda está roja de los latigazos y me dice que su amo le había usado. La siguiente foto es una continuación de la escena. Le han dado latigazos con un látigo de una sola punta, y tiene marcas rojas en la espalda y el torso. Me empiezo a excitar.

--¿Que pasó después? Le pregunto.

Me estoy agarrando la polla, porque tengo ganas de follarme a esta criatura tan sexy, y ahora estoy descubriendo que le gusta jugar como a mí.

Me manda otra foto. La cámara se ha movido. Está más cerca ahora, y puedo ver cómo las marcas rosadas del látigo resaltan al lado de las hojas primaverales. El que le estaba pegando es el que ha hecho las fotos, por lo que puedo imaginar cómo ha sido el sufrimiento, cada nueva foto es una prueba de lo que fue una escena larga e intensa. Está claro que algunas de estas fotos se han usado para humillarle. Algunas muestran la cuerda atada a modo de mordaza para hacerle babear, y los mocos escurriendo junto con las lágrimas mientras le estaban usando. Se podía ver que le había escupido y no se lo había podido limpiar, la saliva le corría por la ceja. En la siguiente foto ya está limpio, pero mojado. En la siguiente, tenía los pantalones por los tobillos, le habían atado las pelotas, de las que colgaban pesos. La cuerda roja era un buen efecto, en mi opinión. Me imaginé cómo se movía cada vez que le daban un latigazo. También tenía la marca de un latigazo en la polla, y esa marca había sido fotografiada. El culo, que habría sido blanco en su día, estaba rojo y lleno de latigazos, lleno de marcas de la rama del árbol que había sido cortada para darle. Me dijo que podía ver el resto en el vídeo, y me mando el archivo.

El resto de la escena era porno para hacerse pajas – un tío maduro y potente con vaqueros y botas fallándose a su esclavo a saco, que está colgado y ha sido apaleado en el medio del bosque, solo un agujero y un collar. Después le chupaban la polla para que se le pusiese dura, le hizo agacharse y se la metió a saco. Para ser porno aficionado en un teléfono, estaba bien. Después de que el activo se corriese, cogió la cámara para inspeccionar la figura echa polvo que colgaba de las muñecas atado al árbol. Las marcas eran profundas, se podían ver bien. Le dijo al esclavo que se abriese el culo y grabó cómo le salía el esperma.

--Vaya guarro que era este tío, me dije. Me gustó. Me limpié la corrida de los dedos y le envié un mensaje para vernos al día siguiente.

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