SKULLY: Glory Holes
de
Noticias Recon
25 marzo 2021
Por Skully, del Equipo Recon
"Mamón de 28 disponible los findes mensaje a 62xxxxxxx"
Recuerdo la primera vez que fui al servicio de la biblioteca de mi barrio y me puse a leer los grafitis de las paredes llenas de mensajes sexuales. Mi acceso a internet era limitado y me la cascaba con cualquier cosa que fuese más o menos homoerótica (era muy fuerte la cantidad de tiempo y de esfuerzo que ponía en dar al pause al ver películas justo en el momento en el que se le veía el paquete o el culo a los tíos que salían), por eso, el hecho de encontrar un espacio que tuviese contenido sexual gay y en el que hubiese notas escritas por otros hombres gay fue un momento importante en mi vida.
Me pasaba todos los fines de semana en la biblioteca para meterme en el servicio y leer los mensajes nuevos, que aparecían de forma más o menos regular antes de que los borrasen o los tapasen con pintura blanca, otro intento de la administración local de borrar cualquier signo de homosexualidad. Había una cosa que no cambiaba y que probablemente era la razón por la que pintaban para eliminar todas esas obscenidades gay – un agujero que tenía varios centímetros de diámetro y que estaba situado justo debajo del portarrollos del papel higiénico.
La primera vez que vi un glory hole, supe inmediatamente lo que era. Después de las semanas que me pasé prácticamente haciendo guardia fuera de los servicios oí a alguien entrar en el cubículo de al lado, cerraron la puerta con el cerrojo y después de toser unos cuantos minutos, me apoyé en el asiento de la taza desde donde sabía que podía ver por el agujero sin tener que mostrarme y vi a un tío tocándose la polla y básicamente pajeándose. Mi dedicación dio sus frutos y en ese momento estaba siendo testigo de un encuentro sexual gay en directo – fue como una descarga eléctrica.
El primero que vi no era realmente un glory hole, era más bien un agujerito o casi una mirilla. Creo que existe la expectativa de que el agujero tenga que ser lo suficientemente grande como para que quepa una polla de tamaño normal – aunque esto no siempre sea así. Un glory hole puede tener muchas utilidades – está claro que puedes meter el rabo (si te cabe) pero también se puede usar como el agujero a través del que se observa a otro tío pajeándose o (viceversa) o para ligar con el tío que está en el cubículo de al lado, esperando a que se despejen de gente los servicios para entrar en el suyo (si se quiere un poco de privacidad, no hace falta más que poner un poco de papel higiénico). En mi opinión, un glory hole discreto es siempre mejor y dura más tiempo que uno enorme. Con el paso del tiempo, los sitios de cruising que tienen glory holes acaban con placas de metal que cubren esos glory holes tan grandes, una pena.
Encontrar glory holes consiste un poco en una especie de búsqueda insistente, se entra dentro de una subcultura que tiene sus propias reglas, su propia lengua y su código, que en la actualidad puede parecer un poco pasado de moda pero que es muy importante para la cultura gay. Los glory holes eran (y aún siguen siendo) la solución perfecta para los hombres que estén buscando explorar sus necesidades y tendencias sexuales en un entorno sexual seguro, sobre todo durante las épocas en las que existía la persecución criminal de los homosexuales y desviados sexuales. El anonimato que proporcionaban las barreras físicas como las paredes del servicio permitían establecer contactos sexuales a la vez que se evitaban los contactos en los que se te veía la cara. Los glory holes te liberan de un montón de las presiones sociales normales relacionadas con el sexo o con las interacciones cotidianas. Es la modalidad mejor diseñada de lo que es el sexo anónimo y sin ataduras.
Cuando pienso en cómo he explorado yo los glory holes, aparte de algunos encuentros buenos y otros más bien cuestionables, los recuerdos que perduran son los relacionados con la educación que recibí acerca de los signos sexuales sutiles y del lenguaje que tiene su origen en el uso de los glory holes o de la práctica del sexo en los servicios.
El arte de la observación, del hacer coincidir las toses y de cuánto se debe mostrar tu zapatilla cerca del cubículo de al lado para ver si la persona que está cerca está interesada, todo eso lleva horas de práctica cuidadosa. Toda esa práctica me ha resultado útil después a la hora de explorar el sexo y los diferentes fetichismos, ya que te obliga a estar más en sintonía con la sutileza de esos signos. Lo que recuerdo con más nostalgia, en relación a los glory holes y a cómo los usaba, es el subidón de adrenalina que me entraba y cómo acabaron siendo un trampolín para estar seguro de mí mismo sexualmente.
El primer compañero de piso que tuve era un tío que se llamaba Rik. El día que se mudó le dije que iba a hacer la cena para los dos y se presentó 45 minutos tarde y me dijo nervioso "siento llegar tarde estaba buscando rollo en los servicios de la estación de tren de Reading". Esa fue una de las primeras veces que tuve una conversación con alguien sobre los glory holes desde que los descubrí 5 años antes. Rik fue el que me habló de la utilidad de ponerte una bolsa de plástico en los pies para que no te pillasen los inspectores de los servicios (que es algo que aún no he hecho nunca) y también me contó cómo se puede empezar a hacer un glory hole con un destornillador y un poco de papel higiénico húmedo (que es algo que quizá si que haya hecho). Según los expertos de GloryHoleToGo.com, "El tamaño estándar es una apertura de 9 cm por 25 cm, después se lijan los bordes."
Los morbos relacionados con los glory holes son muy variados. Está el anonimato existente para ambas partes, el contacto limitado, el olor a meos que hay en el aire. Los glory holes, sin embargo, no están restringidos a los servicios de las estaciones de tren, las bibliotecas de barrio o los servicios de los parques. Son una parte esencial de la equipación que utilizamos en los eventos fetichistas y en las fiestas de sexo (gran reconocimiento a Stuart, que montó la mejor pared con glory hole que he visto en mi vida). Los glory holes siguen evocando algo en aquellos que los usan y ven cómo se adaptan para encajar en las necesidades modernas en relación a la comodidad. Al echar un vistazo en las aplicaciones de ligoteo te encontrarás con glory holes y con tíos que hasta se los han construido en casa para proporcionar una experiencia casi VIP fuera de los espacios públicos y de los eventos de sexo. Durante la pandemia, la publicidad y el uso de los glory holes ha aumentado, respaldado como la forma segura de liarse con alguien según las autoridades sanitarias. Las directrices, publicadas por el BC Centre for Disease Control de Canadá, dicen que usar una ''barrera, como por ejemplo una pared (es decir, glory holes)'' permite mantener un contacto sexual pero ''previene el contacto cercano frente a frente'' con el que se puede poner a una persona en una situación de riesgo.
Menciono esto con una sonrisa socarrona - no te va a hacer falta buscar mucho en las aplicaciones antes de ver que esta práctica sexual/morbosa parece haber recobrado su popularidad. Como pasa con todo, la supervivencia consiste en adaptarse y si los glory holes proporcionan los medios para un fin determinado en medio de un periodo en el que la distancia social es una nueva norma, pues mejor que mejor.
Hace mucho tiempo que no he usado un glory hole, pero siempre que estoy en un servicio público y veo las paredes escritas y un pequeño agujero, no puedo evitar sonreír al pensar en esta práctica que aún sigue existiendo y en la gente que la mantiene viva.
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