RELEER: No pasa nada por ser más o menos fetichista

RELEER: No pasa nada por ser más o menos fetichista

de Noticias Recon

09 febrero 2020

Por OhBilly

Publicado en Recon Issue_01


¿Que cómo me defino? Me defino como una puta de mente abierta.

Desde fuera, el mundo del fetichismo puede parecer una nuez dura de pelar. Parece que está rodeado en un halo de secretismo solo para iniciados. Está al borde de lo que es aceptable, y es menos accesible que el mundo gay oficial; a aquellos que tengan curiosidad se les pueden quitar las ganas por esas barreras imaginarias. Pues bien, como alguien que acabó en el fetichismo de tropezón casi, os puedo asegurar que no tiene por qué ser así.

El fetichismo y el morbo no es algo que yo hubiese considerado antes. Tenía una vaga idea gracias al porno y a las ideas de la sociedad en general, y sus interpretaciones no eran siempre favorables. Por todo eso, no pensaba que fuese algo para mí, o sea que me mantuve alejado de todo este mundo.

Lo cosa es que, siempre he tenido un buen apetito sexual, que aumentó al pasar de los veinte a los treinta. Además, hubo una especie de explosión cuando me mudé a Londres en la época del Inicio de las Apps. De repente tenía acceso a rabo todo el tiempo prácticamente. ¿Y qué iba a hacer un pobre chico ante esta situación, más que lanzarse de lleno? Lo que descubrí en esta etapa de zorreo es que cuando es bufet es amplio y variado, empiezas a probar cosas nuevas y te das cuenta de que tienes una paleta de opciones mucho más sofisticada de lo que habías pensado. Una solicitud para que te fisteen por aquí, un sling por allá. ¿Un arnés? ¿Un dildo doble? ¡Claro, por qué no! De repente te ves a ti mismo abriéndote a un mundo de nuevas posibilidades.

Sin embargo, a pesar de ampliar mis horizontes, aún había algo que no me dejaba avanzar. Diría que mi receta del temor se componía de 1 parte de estigma social y 2 partes de una palabra.

fetichismo
/fɛtɪˈtʃɪsmo/
nombre
1.
Forma de deseo sexual en el que la gratificación está asociada a un objeto en particular, o prenda de ropa, o parte del cuerpo etc… de manera no normal.

Si somo fieles a la descripción, yo no cumplía con todos los requisitos de la definición de fetichismo del diccionario. No del todo. Me gustaban muchas de las cosas que había probado, y quería probarlas otra vez, pero me faltaba la obligación que pensaba que hacía falta. Me gustaba montármelo en plan morboso, pero también me gustaba un aquí te pillo aquí te mato y punto.

Me quedé bloqueado ahí durante bastante tiempo, hasta que tuve que enfrentarme a ello de frente. La fuerza del destino me presentó una oportunidad laboral en el mundo del fetichismo. Era un trabajo justo de lo que se me da mejor hacer, pero, ¿me iban a impedir lanzarme a esta oportunidad mis carencias en el mundo del fetichismo con F mayúscula? [me encogí de hombros] ¿Qué es lo peor que podría pasar?

En este nuevo trabajo tuve acceso a ropa fetichista y mi curiosidad estaba en efervescencia plena. Empecé a experimentar más. Empecé poco a poco con lo que ya conocía; y fue así que me hice con mi primera prenda fetichista: un arnés. No tengo el mejor cuerpo del mundo, pero al ponérmelo me dio un subidón. La visión que tuve de mí mismo cambió al ponérmelo, y cuando fui a mi primera fiesta fetichista me ayudó a adaptar mi perspectiva, me ayudó a olvidar mis miedos.

Después vino el rubber, y ahí es cuando todo empezó a tener sentido. Lo había evitado durante tanto tiempo – tenía un aspecto extraño y antinatural – pero estaba escrito en los anales de la historia. Cuando me armé de valor y me compré mis primeras prendas de rubber estaba emocionado y un poco asustado. Echarme lubricante por el cuerpo y después ponérmelo fue una sensación muy extraña, pero tan placentera e inesperada a la vez. Una vez que me lo puse, estaba cubierto de sudor, pero al meterme en situación y al empezar a disfrutar de esa sensación, se me puso dura. Sin embargo, lo más fuerte para mí fue cuando me dirigí al club. Me puse una chaqueta con capucha y unos pantalones de chándal por encima del rubber, yo seguía sintiendo el sudor y cómo se me pegada al cuerpo, pero la gente solo veía un tío desaliñado en chándal. Era como un secreto sucio que guardaba yo solo al ver pasar a las buenas gentes del mundo. Fue el previo a toda la diversión que estaba a punto de comenzar.

Desde la primera vez que salí en rubber, mi colección ha crecido rápidamente. Más rubber. Más cuero. Y algunas otras cosas – ¡me encanta la licra! ¡¿Quién lo habría dicho?! No me ha gustado todo lo que he probado, a veces no tienes esa descarga de excitación o no te sienta bien, pero de eso se trata al experimentar. Estás viendo qué es lo que te va, y los errores son tan importantes como los éxitos.

Cuantas más cosas pruebo, más me doy cuenta de que lo que dice el diccionario no es tan importante. Fetichismo es solo una palabra, y como todas las palabras, se puede interpretar de diferentes maneras. Mi interpretación es esta: la definición no es lo más importante, lo más importante es cómo te haga sentir. La vida está llena de paletas de diferentes gamas, de flojo a fuerte, y no pasa nada por estar en cualquier parte de la clasificación. Me siento bien con mi propia marca de puta de mente abierta – un hombre más o menos fetichista, si lo prefieres así. Me encanta ponerme rubber y licra y montármelo con otros tíos a los que les encanta también. Creo que, siempre que respetes los gustos de los demás, y digas claramente lo que te gusta a ti, no te tiene por qué parar nada para experimentar un poco y disfrutar mucho.

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