RELEER: Moteros - ¿Transformación o subidón?
de
Noticias Recon
07 septiembre 2019
Por GearBikerX
Era 2001. Yo tenía 23 años, y hacía poco que había salido del armario. Ahí estaba, era marica, todos nos estábamos acostumbrando a la situación después de hacerlo público. Fue un periodo turbulento para mí, ya había tenido tres novios y no tenía ni idea de lo que estaba haciendo en la vida. Algo iba mal. Había algo que era no estaba en su sitio, pero no sabía qué es lo que era. Finalmente, estaba libre de la prisión de la heterosexualidad que me haba autoimpuesto desde la adolescencia, podía empezar a ser la persona que realmente debería ser. Lo peor de todo es que no estaba libre aún. No tenía confianza en mí mismo, no me sentía sexy. Buscaba una inspiración. Miraba los modelos de las revistas, o los actores de las películas, intentando tomar ideas sobre estética de ellos, pero sin éxito. Tenía un look interesante, pero seguía sin destacar, sin llamar la atención, lo único que se dejaba ver era mi torpeza.
Un día, estaba en el centro de Norwich, dando una vuelta, cuando pasó un tío con su moto. ¿Sabes esos momentos en las películas cuando todo se ralentiza y lo único que oyes es el latido del corazón? Así fue ese momento. No tenía ni idea de la moto que era, pero se bajó y se quedó de pie allí, con el casco puesto, los guantes en la mano, el mono de cuero pegado a su cuerpo, me quedé boquiabierto. No había nada en el mundo que superase el look de ese tío. Su aspecto era casi de ciencia ficción. Era anonimato total, deshumanizador, y me encantó.
Yo me quedé admirándole desde lo que consideré que era una distancia segura. Absorbí cada uno de los detalles. Las botas hasta la altura de los gemelos, con partes de plástico más claro a la altura de ellos tobillos. Las botas estaban reforzadas con plástico, lo que les daba un aspecto aún menos humano que con el calzado normal. El mono de cuero estaba metido por dentro de las botas, y el cuero negro tenía un aspecto alucinante al darle el sol de lleno. El material se le pegaba a los gemelos, a las piernas, y al culo. Su cuerpo era más bien delgado, no musculoso, pero el cuero le marcaba todo, el armazón del mono le hacía parecer aún más poderoso de lo que era a la altura del pecho y de los hombros. Llevaba algo puesto al cuello, y el casco era de un negro brillante, con una visera oscura que le arrebataba su identidad, su humanidad. En mi mente, él no era solo un hombre, sino algo más que eso. Era como una extensión de la máquina, buscando humanos que se sometiesen a él. Yo ansiaba ser uno de esos humanos.
Siempre recordaré cuando me probé un mono de motero por primera vez y cómo tuvo lugar la transformación. Recuerdo sentir el cuero frío contra mi piel al ir ajustándose a mi temperatura corporal, y el escalofrío que experimenté cuando olí el cuero por primera vez. Me senté, poniéndome las botas, con el sonido normal de la cremallera. Después vino el casco. Me lo puse en la cabeza con la visera abierta y me ajusté el cordón de seguridad. Finalmente, los guantes se deslizaron sobre mis manos, con el cuero cubriéndome la piel. Vi cómo se movían mis dedos dentro de su nuevo envoltorio de cuero, y después de admirarlos unos minutos, me los ajusté y apreté la cinta de seguridad. Me puse de pie delante del espejo y me miré, mientras mis nuevos dedos de cuero bajaban la visera hasta que ajustó al cerrase. Lo primero que te sorprende del casco es el hecho de que puedes oír tu propia respiración. Algunos lo pueden encontrar claustrofóbico, pero, para mí, fue como si hubiese sellado mi nueva piel, mi nueva identidad.
Al mirarme en el espejo después de ponerme todo el traje, casi se me para el corazón. Me estaba mirando a través de una visera negra un ser que no había visto nunca antes. Recuerdo una pequeña desconexión, al saber que lo que veía en el espejo era yo mismo, y a la vez, no lo era. Esta criatura era poderosa, anónima y misteriosa. Tres palabras que nunca antes había asociado conmigo mismo. Empecé a sentir algo en mi interior, surgiendo al ver cómo aumentaba mi confianza y la persona del espejo y yo nos convertíamos en una sola. Mi estado mental se transformó en un estado de dominación. Me pasé las manos por el casco al mirarme en el espejo, y por el pecho, por el estómago, por las piernas, y otra vez por el pecho. Esta criatura era todo aquello que yo no era aún. Al aumentar la confianza, también aumentó mi necesidad de controlar. De repente, en el espacio de un cambio que había durado 10 minutos, yo era como los hombres que había visto en webs como World Biker Men. Dominante, poderoso, e increíble.
A partir de esta experiencia, mis fetichismos se han diversificado desde el rollo motero hasta incluir el cuero estilo BLUF, el rubber y el look SWAT. Los chicos con los que juego o bien tienen sus propios looks, o les dejo algunas de mis prendas, pero el look no se mueve de su sitio durante toda la sesión. En mi caso, lo que hace es despertar los deseos básicos del sexo, la necesidad de controlar y usar o de ser controlado o usado (a veces soy pasivo, pero en muy contadas ocasiones). Los chicos fetichistas tienen diferentes deseos o necesidades, desde los collares de perro y la posesión de pups, hasta los meos o que les aten y les usen. Parece que mucha gente tiene la misma idea sobre los moteros que tengo yo, ¡y eso es perfecto para mí!
El rollo de motero siempre va a ser mi favorito porque me introdujo en el mundo del fetichismo, y la idea de transformarme (casi ascender con un subidón) en algo que no soy en la vida cotidiana es algo que me sigue encantando. El look de alguien tan humano, per deshumanizado, algo poderoso pero anónimo siempre será algo que me va a poner a tope, y espero que a mis compañeros de juegos también les ponga.
Si quieres escribir sobre tu pasión fetichista personal, envía tus ideas o una primera versión de a tu artículo a: social@recon.com
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