Problemas de fetichistas #4: Encadenado toda la noche

Problemas de fetichistas #4: Encadenado toda la noche

de Noticias Recon

05 octubre 2016

Las Desventuras del Equipo Recon

Estás en una fiesta fetichista en el extranjero.

Te has puesto tu mejor look y estás listo para toda la juerga. También tienes el mejor accesorio – una cadena ancha y enorme, con un candado de tamaño industrial – así les haces saber a los otros tíos que llevas collar, y que hay un hombre por ahí que tiene la llave.

Tenéis vuestras reglas bien definidas. Sabes qué es lo que está permitido y qué no. Llevas la cadena como un signo de respeto, y para dejar las reglas bien claras a los demás…también ayuda que te queda bien con tu look.

Aunque el hombre que te puso el collar está en la otra punta del mundo, el peso de la cadena y el candado te dan una sensación agradable. También es útil tener una copia de la llave para cuando llegues a casa y no te lo pueda quitar él. El candado pesa una tonelada, después de todo.

La noche va a las mil maravillas. Hablas con la gente. Bailas. El candado está en su sitio – al igual que el resto de tu look. La noche acaba siendo más bien un encuentro social, vuelves sólo al hotel y estás satisfecho.

Hasta que llega el momento de encontrar la copia de la llave.

Es apropiado decir que eres una criatura olvidadiza, pero estás seguro al 95% de que la dejaste ahí. Pues, parece que no.

Te entra un pánico comedido. Tu placa de honor está conviertiéndose en una verdadera piedra alrededor de tu cuello. La cadena está muy ajustada, y el candado es un candado en serio. Son las 5 de la madrugada y estás tan cansado que tus huesos prácticamente rechinan. No ayuda el hecho de que te pongas de mal humor cuando te quieres ir a dormir.

Intentas tumbarte y ya encontrarás una solución por la mañana. Pero, ni en tus sueños. No puedes tumbarte boca arriba porque el candado te aplasta el pecho. No puedes tumbarte de lado o boca abajo porque el peso te estrangula. Parece que esta noche no te vas a poder dormir.

Llamas al guardián de la llave. Envías un mensaje a tus amigos. Esperas que alguien tenga un sabio consejo, pero las opciones son limitadas. La opción obvia es cortar la cadena. El guardián de la llave lo aprueba. Pero son las 5 de la madrugada. En una ciudad que no conoces. En un hotel normal.

Sabes lo que vas a tener que hacer. Pero no te gusta ni un pelo.

Tu compañero de viaje lo busca en Google y llama el Uber. Te pones un jersey con capucha y bajas a la recepción.

Llegas al parque de bomberos. Haces gestos y lo explicas. Los bomberos se ríen a carcajadas. Éstos no son los hombres potentes y uniformados de tus fantasías. Te ponen en una silla en el medio del garaje cerca de los camiones y de la barra, y van a buscar las herramientas para cortarlo. Media plantilla viene a ver y a echarse unas risas. Tu amigo lo graba todo para la posteridad de las redes sociales.

Después de unos momentos oyes el corte y sientes que peso cede. Eres libre por fin. Estás muy avergozado y te duele el cuello.

Antes de llegar al hotel los 'me gusta' ya están empezando a aumentar en el vídeo de tu amigo. Cierras la cortina opaca y te quedas profundamente dormido, pero un poco irritado, jurando que no lo repetirás nunca más.

Lecciones aprendidas:

• Dale la copia de la llave a un amigo en el que confíes
• Ponte un collar un poco menos 'espectacular'


Si tienes una historia fetichista que contarnos, envíanosla a: social@recon.com

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