Problemas de fetichista #10: La próxima vez, ¡descansa!
de
Noticias Recon
28 agosto 2017
Otra historia sobre las desventuras fetichistas de un miembro del Equipo Recon
Estás hecho polvo. Das un bostezo de campeonato, pero es sábado por la noche y te estás poniendo tu mejor look fetichista para ir a una fiesta de las que te gustan a ti. Has pasado la noche anterior/ la mañana con el grupo de tus colegas que no son fetichistas. Y además, te has pasado el día bebiendo en el parque.
Estás cansado y quizá no es tu mejor día, pero has estado esperando esta fiesta desde hace semanas. Estás de resaca, pero puede más lo cachondo que estás. Has quedado con un tío allí. Habéis estado chateando desde hace meses.
Vas a la discoteca, y en tu cabeza, piensas que vas avanzando como un tigre en la jungla. Pero la verdad es que te vas tambaleando como un borrachín con los ojos vidriosos.
El tío en cuestión parece que no ha llegado. Tu teléfono está en el ropero, así que no vas a poder ponerte en contacto con él esta noche a través del teléfono.
A pesar de tus niveles de intoxicación etílica, aún eres capaz de ligar con un italiano vestido entero de cuero que es bastante simpático. En tu estado actual, dudas de tu capacidad de aguantar una sesión completa, así que te lo llevas al cuarto oscuro para que te dé lo tuyo.
Una vez que has terminado, aún tienes ganas de más acción, pero te das cuenta de que quizá deberías irte a dormir. Vas al ropero a recoger tus cosas y empiezas a cambiarte. Miras tu teléfono y el tío aquél te ha enviado varios mensajes. Se está disculpando porque le han liado y ya era muy tarde para salir. También te propone que vayas a su casa. Te vuelves a poner tu look y pides un Uber. La cama puede esperar un poco más.
Llegas a su casa y te ofrece una birra. Tú te la tomas sin pensártelo dos veces. Habláis. Os besáis. Os magreáis. Ir a su casa ha sido una buena idea al final. Os ponéis a follar en el salón, y después os vais a su habitación. Te quiere atar. La verdad es que nunca has hecho nada en plan bondage en serio , o sea, que te lanzas a saco.
Estás de pie balanceándote mientras te ata las manos. Empieza a ponerte un arnés en el pecho y te tambaleas un poco, pero él consigue agarrarte. Cuando termina con la cuerda, coge una venda para los ojos grande y con almohadillas y te la pone por la cabeza. Tú estabas ya cachondo, pero la privación sensorial te termina de poner a cien.
Te lleva despacio a la cama y te tumba. Quiere que experimentes la sensación de estar atado y la oscuridad, por lo que te dice que esperes y que ahora vuelve. (Va a fumarse un piti). Tu estás ahí, tumbado, y flipas con las ganas de caña que tienes. Meses y meses de espera por fin han dado como resultado esta noche. Sabes que va a ser una noche para recordar.
Parpadeas rápidamente y tu cabeza va a explotar. No es la primera vez que estás desnudo en la cama de un desconocido, confundido y desorientado. Hay fragmentos entrecortados de la noche que te vienen a la mente. Al menos recuerdas donde estás ahora. También recuerdas todo el alcohol que te has bebido. Parece que había unas cuerdas. También recuerdas que había un tío por ahí.
Llegas al salón tambaleándote. El piso parece estar vacío. Ves una nota en la que hay un mensaje: 'No conseguí despertarte, así he quedado con otro tío. Ven con nosotros cuando te despiertes. Las llaves están sobre la mesa'. Decides declinar esta oferta tan tentadora, te pegas una ducha con los mejores productos que encuentras en el cuarto de baño, te vistes y te vas a casa.
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