Primera experiencia: cómo montarse una sesión de gunge

Primera experiencia: cómo montarse una sesión de gunge

de Noticias Recon

29 marzo 2017

Por el Coordinador de Márketing de Recon OhBilly

Acabar en la piscina de gunge era un final ineludible; todos sabíamos desde el principio que solo era cuestión de tiempo.

Cuando decidimos acercarnos al mundo del gunge, comencé a investigar un poco – en internet y en mis propias carnes. No es algo que hubiese considerado o sobre lo que tuviese un gran conocimiento, a ver, siempre acabo hecho un desastre, pero sin ningún tipo de conexión sexual – al menos no de forma consciente. Creo que también hay que decir que el gunge tiene una mala reputación. Para el mundo exterior puede resultar tonto o ridículo, y ese estigma también estaba sobrevolando mis pensamientos.

La primera ocasión que tuve para reflexionar sobre todo esto tuvo lugar cuando entrevistamos a nuestro usuario MUDDYMIND sobre los juegos en plan gunge, y él se refería al barro (evidentemente). En relación con el rugby, más específicamente. Me detuve un momento y me puse a pensar en ello, y recordé lo mucho que me gustaba acabar cubierto de diferentes materiales en la cancha del colegio. Hmm. Barro + equipación de rugby = bueno, vale, quizá.

Decidimos que debíamos ir un poco más allá, y que el gunge quedaría genial en un vídeo – después de todo, el gunge es capaz de proporcionar unos efectos visuales impresionantes. Nos reunimos con tres miembros del equipo de Recon a los que les gusta jugar con cosas viscosas y nos pusimos a cavilar.

Eso sí, en más de una ocasión cuando estábamos planeándolo todo, los otros chicos insinuaron (sin ningún tipo de tapujos) que finalmente acabaría con ellos en la piscina. Me partía de risa al responder a esos mensajes, sin estar 100% seguro de si era algo que quería hacer o no. Sabían que me picaba la curiosidad y estaban trabajándoselo, pero me preocupaba la separación entre trabajo y placer – que es bastante cuestionable cuando trabajas en Recon, la verdad. Cuanto más preparábamos el plan para la sesión de grabación, más inevitable parecía que yo fuese a acabar dentro de la piscina. Y cada vez me llamaba más la atención, aunque aún tenía dudas.

El día de la sesión llegó y me planté en el sitio que habíamos elegido. Al subir las escaleras, me encontré con una escena sacada de American Psycho – la mayor parte del piso estaba cubierta desde el suelo hasta el techo con plásticos para protegerlo de las salpicaduras. Todo esto me podría haber hecho desear huir, pero en realidad me hizo sonreír y flipar con el esfuerzo que requieren estos juegos.

Una vez que llegaron todos, tomamos una cerveza y pasamos un hora más o menos mezclando el gunge, hasta que estuvimos listos para empezar a grabar. Como probablemente ya has visto en los vídeos que hemos publicado, todo se puso bastante resbaladizo muy rápidamente. La grabación fue un poco tensa con el peligro real y los resbalones, y el cámara y yo enseguida acabamos algo más que manchados.

Al final, terminamos de grabar, y empezamos a recoger el equipo de la cámara. Cuando empecé a recoger una de las luces oí a uno de los tres chicos que estaban en la piscina que decía, "Estamos esperando". Me acordé de la escena de Drácula de Bram Stoker en la que las tres vampiresas prostitutas coaccionan a Keanu Reeves para que vaya a la cama con ellas. Imagino que era el momento de tomar una decisión… a la mierda con todo, me lancé.

Me deslicé a través de la habitación y con cuidado me metí en la piscina. Una cosa que deberíais saber sobre mí es que soy súper patoso, así que esto fue una hazaña. Unos hombres conocedores de estos menesteres decidieron que la mejor forma de empezar era tirarme un cubo sobre la cabeza. Esperé, sonriendo, mirando con incertidumbre a mi compañero de trabajo. Y entonces me cayó sobre la cabeza – fue una sensación cálida y húmeda, y a la vez claustrofóbica pero sin embargo liberadora. Me quedé ahí, escurriendo y un poco aturdido, sin saber qué hacer. Otro de los chicos tomó la decisión de empujarme a la altura de las piernas para hacerme caer en la piscina. Fue una sensación como de un baño caliente y viscoso. Fue como una saturación sensorial, cuando estás totalmente sumergido. Decidí meterme hasta el fondo, cubriendo la cabeza y todo. Fue demasiado, ya que no sabía ni lo que estaba arriba o abajo, incluso cuando volví a salir ni siquiera sabía si estaba dentro aún o no, ya que la capa de gunge es tan gruesa que el aire no llega a tu piel hasta que no empieza a escurrir.

Los chicos volvieron a meterse en la piscina, y todos acabamos entrelazados – era muchos brazos y muchas piernas para un espacio tan pequeño. Sientes manos que no sabes a quién pertenecen, y tus piernas están atrapadas alrededor de otra persona, pero no sabes alrededor de quién. Es extraño, pero muy placentero. Te tienes que dejar llevar. Eso fue justo lo que hice, y me lo pasé genial al final.

Finalmente se hizo la hora de salir y ducharse, que es un proceso largo en sí mismo – sobre todo para ir al cuarto de baño sin romperte el cuello. Me gustaría decir que este fue el fin de mi aventura – que me vestí y me fui a casa -pero me estaría dejando en el tintero el proceso de limpieza. Fue un proceso largo. Nos llevó a nosotros tres unas 3 – 4 horas hasta que limpiamos todo. Llevar cubos de gunge desde el salón, por el pasillo, por las escaleras hasta el cuarto de baño. Tirar de la cadena y repetir el proceso varias veces. Después continuamos con los plásticos y la limpieza de las salpicaduras inevitables. Creo que, como con todas las cosas, te tienes que enfrentar a la parte menos buena, con todos los tropezones y resbalones .

Para esta experiencia tuve que olvidarme de mis prejuicios y mis miedos y probar algo nuevo que me gustó – varias cosas, a decir verdad – pero, ¿podría verme a mí mismo haciéndolo otra vez? La experiencia acabó siendo bastante intensa, debido a las expectativas y a la sensación, pero lo que está claro es que fue intensa de forma positiva. Creo que la respuesta es un sí rotundo, pero con varias advertencias: o menos gunge en la piscina para reducir el tiempo de limpieza, o más hombres para que ayuden a limpiar…Me inclino más hacia la segunda opción.

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