LYNX: Jugando con fuego
de
Noticias Recon
27 marzo 2020
Lynx alias LeathermanLynx ha estado involucrado en el mundo del cuero/fetichismo/BDSM como seguidor, líder, simpatizante y defensor de la educación en nuestra comunidad desde 2015. En este artículo, nos habla de su amor por el fuego – donde comenzó y cómo acabó en su mazmorra.
Cualquiera que me conozca – o en la subcultura del cuero – sabe cuál es el fetichismo que realmente me pone, los juegos con fuego. No sé si los demás fetichistas tienen un fetichismo principal que les ponga, pero, para mí siempre ha sido el Fuego. Hay algo especial en ver una llama de fuego recorrer la piel desnuda que me pone cachondo. Es decir, este rollo es mucho más que eso, pero, sí simplemente eso ya es muy sexy.
Mi historia con el fuego empezó antes de saber lo que era el fetichismo. La verdad es que no sabía nada a los 9 años – excepto las cosas que saben los niños de esa edad.
De niño, mi madre me enviada al sur todos los veranos a visitar a mis abuelos y a mis primos. Era el sur profundo, lento, rural y pobre, pero de alguna manera – resiliente también. Lo odiaba. Prefería quedarme en Chicago, pero con 9 años y con la madre que tenía...hacía lo que me mandaban.
Uno de esos veranos, en Misisipí hubo una ola de calor importante y los termómetros superaron los 38 grados varios días seguidos. Todo estaba seco y amarillento. Pasaba el rato "explorando" en los bosques de alrededor de la casa de mis abuelos. Me encontré un día una choza que había sido envejecida por la Madre Naturaleza y el Padre Tiempo. No sé cómo seguía en pie – estaba cubierta por ramas, hojas y telarañas.
Corrí hacia la choza y le eché un vistazo. Parecía que nadie la había usado desde hacía años. Llevaba una caja de cerillas en los bolsillos de mis pantalones cortos. [me gustaba frotarlas y verlas arder hasta que llegaba la llama a la punta de los dedos mientras sentía ese olor extraño y adictivo a madera quemada.] Saqué la caja de cerillas y encendí una. La acerqué a una de las agujas de pino secas que estaba enganchada en una de las ventanas ¡y PUUF! En unos segundos, toda una rama estaba en llamas. Esa llama creció cada vez más hasta que casi la mitad de la choza había prendido. Sabía que había hecho algo malo – probablemente me iban a matar – pero más que eso, el fuego que estaba ardiendo me envió una sensación que atravesó mi cuerpo. Sentí...algo. También se me puso la polla dura como una roca.
Eso sí, no es que disfrute prendiendo fuego a cosas. Esa fue la primera y la última vez que quemé algo, pero creo que fue el "momento" en que supe que el fuego me hacía sentir algo diferente… y me gustó.
Rebobinemos 17 años hasta el presente, estaba sentado en una clase de Juegos con Cera en la que aprendí muchas cosas sobre la cera caliente y cómo se puede incorporar a una sesión. (Hm... otra forma de jugar con el Fuego). Aunque la cera era el punto principal del curso, no pude resistir preguntarme lo que se podría hacer con el fuego que estaba derritiendo la cera. Aprender a jugar con la cera me llevó a descubrir los juegos con el fuego.
Para los que no sepan los que son los Juegos con Fuego, la explicación es bastante sencilla. Es una forma de jugar y llevarte casi hasta el final del placer – ya que está en la parte superior de la gama de ''juegos arriesgados''. La acción en esos Juegos con Fuego tiene lugar colocando fuego muy cerca – o sobre – la piel por placer o para excitar a alguien. Mucha gente a la que le ponen los Juegos de Temperatura piensa que el fuego es una adición a su catálogo de elementos para jugar.
● Nota a pie de página: aunque el fetichismo puede que se centre en el fuego, probablemente se trate más de cómo te hace sentir cuando estás frente a la llama. Por ejemplo, si a alguien le gusta que le atraganten con una polla en la cama; no tienes por qué estar enamorado del hecho de que te asfixien o quedarte sin respiración – aunque… (¡genial, si te gusta!). en serio, creo que más bien la ''excitación'' de los juegos de control de respiración es lo que te da un orgasmo más intenso.
Una de las primeras cosas que me enseñaron en relación con los juegos con fuego fueron los grandes riesgos que hay de tener lesiones, los peligros y heridas. Es obligatorio que todo aquel que esté explorando estos juegos debe comprender las verdaderas posibilidades que existen de que las cosas salgan mal. Si añadimos el conocimiento necesario para la ejecución (incluyendo los diferentes tipos de gasolina, de herramientas, la preparación, las medidas de seguridad, el material de primeros auxilios y demás), es difícil entender cómo o por qué esto puede ser satisfactorio sexual o eróticamente. Pero, una vez que conoces las reglas, creas la confianza y estás bien preparado, nuestra atención puede centrarse en la belleza de lo que puede hacer el fuego...y hace cosas impresionantes.
Para la mayoría de los sumisos, con los que he tenido el privilegio de jugar, ellos comparan la experiencia con un masaje más fuerte o más sensual que los normales. Estoy de acuerdo con ellos. Hay mucho roce, se palpa mucho, se toca y se tiene mucho contacto corporal. Es una sensación agradable y por supuesto que puede aumentar la energía sexual entre los que están participando en el juego. A otros les pone el olor de su vello quemado durante la sesión.
A mí también me gusta ese olor, entre muchos, muchos otros…olores. Pero esa es una historia diferente para otro artículo.
Gracias a mis experiencias personales, el hecho de tener la posibilidad de ver cómo reacciona el cuerpo frente a la danza de la llama, los cambios de temperatura, o ver la llama recorrer la piel de un sumiso (nunca se debe hacer dos veces en la misma zona), me pone muy cachondo. Estos juegos no son necesariamente los prolegómenos para una sesión follando a saco o para correrse, pero predispone a sentir cosas muy especiales. Y una vez que eso sucede...quién sabe qué más puede pasar.
¿Ah, y esa choza a la que prendí fuego? Mis abuelos lo apagaron con una manguera...y estaba en lo cierto – casi me matan.
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