Los problemas de un fetichista #5: En el bosque
de
Noticias Recon
06 noviembre 2016
Por un anónimo usuario de Recon
Siempre me ha encantado la sensación de estar atado desde que era pequeño. De adulto, las opciones de encontrar a gente que me atase eran muy limitadas. Finalmente, tuve el coraje de ponerme en contacto con alguien por internet para una sesión de dominación. Me emocionaba mucho tener a otro adulto que me atase y me encerrase privándome de la utilización de los sentidos y con mi cuero puesto.
El chico tenía 19 años y era nuevo en el tema de la dominación y de los hombres. Nos sentamos y hablamos de todos los temas posibles menos del rollo de la dominación. Cuando nos quedamos sin cosas de las que hablar nos miramos el uno al otro y nos dijimos con un poco de vergüenza '¿Estás preparado para probar esto?'
Caminamos hacia el interior del bosque y me ató con cadenas y me quedé colgando boca abajo con las muñecas encadenadas y el candado detrás de mi espalda. Me puso una capucha de cuero en la cabeza y también le puso un candado. Puso una jaula y la cerró con candado también. Me ató los testículos con una cuerda y ató el otro extremo a un árbol que había cerca. Me dió una buena paliza en las pelotas y en el pene hasta que me corrí por toda su cara y su ropa. Me dejó colgando ahí durante unos diez o quince minutos y después dijo '¿Has tenido suficiente?' Moví la cabeza diciendo que sí. Él dijo 'Vale, voy a bajarte de ahí ahora, ¿dónde están las llaves de los candados?' Intenté decirle a través de la mordaza '¡Pensé que las tenías tú!'.
Al principio pensé que estaba bromeando sólo para asustarme, y vaya si le estaba funcionando. Entonces dijo 'Tío, no tengo las llaves, ¡las tienes tú!'. En ese momento, ¡sentí que se me paraba el corazón al recordar que las había olvidado en mi casa! Mi mente se aceleró y me costaba respirar porque me entró un pánico terrible. Corrió hasta la carretera principal y llamó a alguien que estaba por allí. Le oí a un tío decir '¿Qué cojones estáis haciendo?' El tío preguntó si yo estaba bien, pero yo estaba llorando a pierna suelta con la mordaza y no podía hacerme entender – no podía calmarme. El tío dijo 'Te tienes que tranquilizar' y le dijo a mi amigo que se quedase conmigo y me mantuviese tranquilo, para que pudiese respirar mientras iba a su coche a buscar alguna herramienta.
Volvió después de unos minutos y dijo 'Chicos, lo siento, no tengo nada en mi coche para abrir esos candados'. Estaban a punto de llamar al número de emergencias pero les supliqué que no lo hiciesen. Les dije que fuesen a la ferretería más cercana y que trajesen cúters para cerrojos, y el chico se quedó conmigo y mi amigo fue a comprarlos.
Finalmente me quitaron las cadenas y me bajaron después de estar boca abajo durante más de una hora. Tenía tanta sed y estaba tan cansado que sólo pude dar unos pasos y después me caí al suelo y me desmayé.
Ahora tengo una marcas de cadenas permanentes en mi tobillos que son bastante profundas. No hay que olvidar que los dos éramos nuevos en esto y que no planeamos nada. El chico que nos ayudó era muy muy enrollado y dijo que nunca había jugado con tíos pero que le daba igual, y que lo único que le importaba era poder ayudarnos a desencadenarme. Repitió varias veces 'No lo váis a volver a hacer, ¿verdad?' y si lo hiciésemos, ¡deberíamos tener los dos copias de las llaves! Aprendí la lección por el camino difícil y tengo las marcas que así lo demuestran.
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