ENCUENTRO MORBOSO: La reunión

ENCUENTRO MORBOSO: La reunión

de Noticias Recon

02 diciembre 2020

Nuestro usuario ToBeCollaredbySir comparte con todos nosotros la historia de la noche en la que su Master le exhibió en una habitación llena de hombres vestidos de cuero, que se lo fueron pasando por la piedra uno por uno…

Mi Master recibe a unos invitados esta noche.

Los oí llegar desde la distancia, mi Master les recibió en la puerta.

Esta tarde me he afeitado el cuerpo y la cabeza, y mi Master me ha tenido encerrado en una jaula en una habitación a oscuras, yo ya sabía que me iban a usar y a exhibir, y que mi Master esperaba que me comportase de forma impecable. Yo estaba temblando por la importancia de esta misión, esperando a que me soltasen, sabiendo que me esperaba dolor y humillación, pero con la satisfacción de estar sirviendo a mi Master.

Habían llegado todos los invitados. Mi Master, vestido de forma impresionante todo de cuero negro, con botas latas, (a las que había estado dando brillo y limpiando durante una hora entera con todo mi amor), me condujo a la habitación con la correa, yo gateando a cuatro patas. Estoy completamente desnudo, con el collar puesto para que se viese bien. Mi cuerpo está completamente expuesto, sin nada para cubrir mi polla dura y erecta, de la que ya estaba escurriendo líquido preseminal. Nada me cubre el cuerpo afeitado, suave y tonificado en esta habitación llena de hombres vestidos de cuero de pies a cabeza.

Mi Master estaba mostrando a Su chico para que lo viesen todos. Exhibiendo Su propiedad. Exhibiendo Su poder, y la sumisión total de Su chico. La devoción de Su chico.

Agazapado a los pies de mi Master, con un cuerpo suave y sin pelo. Cachondo, con ganas de dar placer. Humillado por la mirada de los invitados de mi Master – conocía a algunos de ellos en plan amigos – mientras observan cómo avanzo sumisamente por la habitación, enganchado a la cadena de mi Master.

¿Estaré a la altura de esta misión? ¿Le agradaré a mi Master?, ¿Estará orgulloso de mí? ¿Impresionaré a los invitados de mi Master y probaré que soy importante para él? Me conducen al sofá, donde mi Master toma asiento delante de los invitados reunidos.

Mi Master les explica que Su chico va a recibir una sesión de azotes pública y que después de que él me haya dado Sus golpes, cada uno de los invitados podrá darme otros 10 azotes en el culo.

Master me ordena que me agache tumbándome sobre Su rodilla y que dice que cuente los azotes, y que no me olvide de agradecerle cada azote.

"¿Estás listo, chico?", pregunta Master.

"Sí, Master", respondo con sumisión, casi sin poder contener los nervios.

"Esto te va a doler, chico", Master le recuerda a Su sumiso. Conozco esas palabras. Puedo imaginarme la sonrisa malvada de mi Master.

No tengo ni idea de cuántos azotes me va a dar mi Master, y claramente me pongo a temblar al ponerme sobre las rodillas de mi Master. Me tranquiliza el sentimiento de tener el cuerpo de mi Master, y el olor de su cuero. Mi Master me agarra con firmeza del collar de perro. Me avisa de que, si me retuerzo, la sesión de disciplina volverá a empezar desde el principio, y duplicará el número de azotes. Asiento con la cabeza y me preparo para los golpes dolorosos que me van a dar en mi culo pálido y suave. Siento que la cara me arde de la humillación, tengo la polla dura entre las piernas de mi Master.

"Vamos a calentarte con diez azotes suaves por cada cacha'' le dijo Master al público que estaba murmurando, con sus bebidas en mano, agarrando bien las copas, con ganas de que empezase el espectáculo.

Master se quita sus guantes de cuero, para azotarme con su mano firme y desnuda. La piel de Master sobre mi piel.

Los primeros azotes me golpearon, firmes, pero no muy fuertes, aumentando la intensidad con cada azote.

Cuento los golpes como me han ordenado; "Uno Master, gracias, Master, dos Master, gracias, Master", hasta que me dio veinte azotes. Tenía el culo caliente y me ardía de dolor, ya solo con esta ronda.

"Los siguientes azotes irán siendo cada vez más fuertes, y Mi chico va a recibir 25 azotes por cacha", anuncia Master, recordándome que no podía retorcerme. Puedo sentir las miradas intensas de los invitados, que están disfrutando del espectáculo, y de mi gran humillación.

Master me agarra más fuerte, y después siguieron los primeros de los 50 azotes, me quedo casi sin respiración, intentando no retorcerme. Master me había cogido el pene erecto entre sus muslos, había empezado a sentir que me escurría el líquido preseminal. Hacia dos semanas que no me habían dado permiso para correrme. Mi Master le había hecho pasar a Su chico semanas en castidad, como símbolo de mi devoción y de mi absoluta sumisión hacia Él.

La fuerza de los azotes de Master aumentó, a veces golpeándome el mismo lado, o alternando los lados. No sabía dónde iba a aterrizar el siguiente pinchazo de dolor. Me muerdo los labios, intentando no gritar con los golpes, sabiendo que mi culo ya estaría muy rojo. Oigo que los invitados están haciendo comentarios sobre el color de mi culo, riéndose de lo mal que lo estaba pasando yo, admirando la técnica de mi Master.

Conté los últimos azotes… "49 Master, gracias, Master, 50 Master, gracias, Master"

Master me ordenó que me bajase de sus rodillas, y que me inclinase ante mi Master, sumisamente, con la cabeza en el suelo y el culo en alto, de color escarlata, con las cachas llenas de golpes para que lo admirasen los invitados.

Entonces mi Master invitó a los invitados a que inflamasen aún más por turnos mi culo con sus diez azotes correspondientes. Los invitados tenían muchas ganas. Podía sentir la tensión sexual en la habitación, con mi polla super dura, debido a los azotes de castigo y a la humillación. No solo mi culo estaba rojo, mi cara estaba igual de roja, de vergüenza. Una cosa es que te castiguen y te de disciplina tu Master, pero Master no había exhibido nunca a Su chico, Su propiedad, de esta forma. Lo que antes había sido privado, ahora era muy público, yo era el espectáculo.

Cada uno de los diez invitados me dio sus diez azotes, mientras yo contaba cada uno de los golpes obedientemente, y le daba las gracias a mi Master. No se anduvieron con cuidado, ni con consideración con este trozo de carne sumisa. Cuando cada invitado hubo terminado su ronda, y el culo de Su chico estaba bien golpeado, Master ordenó "Ahora puedes chupar mis botas, chico".

¡Mi recompensa proporcionada por Master! Pasé la lengua por todo el cuero de las botas de Master, con cuidado y devoción, mientras que los invitados seguían observando y hablaban entre ellos.

"Ponte de pie, chico", y me levanté de frente a mi Master. Master me dio un abrazo firme y cariñoso.

"Buen chico", dijo Master, y supe que Master estaba satisfecho con mi actuación.

"Es el momento de ponerte las pinzas en los pezones, chico", y Master me puso unas pinzas muy apretadas en los pezones, y me puso la cadena que unía las dos pinzas entre los dientes, obligándome a inclinar la cabeza para que no me moviese o tirase hacia atrás cuando me las puso.

¡Master sabía cómo funcionaban mis pezones! Me dio unos golpecitos en la polla con la mano, riéndose de lo hinchada y llena de venas que estaba. Me cogió un poco del líquido preseminal con sus dedos. "prueba tu propio líquido preseminal, chico", me ordenó que le chupase el dedo y lo hice obedientemente.

"Rellena las bebidas de los invitados, chico'' me ordenó mi Master, ''y cuando lo hayas hecho, ve y ponte de pie en el rincón, con las manos en la cabeza, chico. Queremos ver cómo deslumbra tu culo mientras tomamos estas copas."

"Caballeros, el espectáculo no ha hecho más que empezar. A mi chico le van a ordeñar públicamente, cuando me termine la copa ", le anunció Master al grupo.

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