El poder de las palabras y del lenguaje

El poder de las palabras y del lenguaje

de Noticias Recon

13 enero 2020

Mi nombre es Guik, tengo 32 años y soy encargado de un estudio de tatuaje y tatuador marica.

Siempre he estado obsesionado con los tatuajes, el primero que hice me lo hice a mí mismo cuando tenía 11 años con un compás y tinta china. El lenguaje siempre ha sido muy importante para mí, y me atraen mucho las palabras. Las connotaciones y la identidad de las etiquetas adjudicadas por la sociedad a las personas pueden acompañarnos para siempre (al igual que los tatuajes). Las etiquetas son la forma más fácil de autoidentificarte a ti mismo y a los demás, tu rol y el de los demás en el ambiente fetichista. Estas son mis palabras favoritas - Resiliente. Maricón. Fabuloso.

A los 18 empecé a gestionar un estudio de piercings, además de compaginarlo con muchas otras actividades como las actuaciones, trabajo sexual, técnico de espectáculos y diseñador gráfico. Siempre ha habido una especie de vaivén entre mi propia carrera artística y el trabajo que he realizado como empleado en muchos campos diferentes. A los 24 me pillé una aguja de tatuar y practiqué en mi propia piel y con mis amigos ya que no consideraba que un estudio de tatuajes fuese el mejor ambiente para aprender, aunque sea el encargado de uno. El hecho de estar en la "industria" todo el tiempo me ayudó mucho a desarrollar todos los aspectos de mis habilidades incluso cuando no estaba tatuando físicamente.

Desafortunadamente, me hice una lesión en las manos al remodelar una habitación en mi casa cuando estaba construyendo un estudio marica. Tuve que dejar de tatuar y me centré en gestionar el estudio en el que trabajaba durante varios años, hasta que algo sucedió hace menos de un año. Hicimos un día de presentación de diseños de tatuajes en el estudio en el que trabajaba, y se me ocurrió el concepto de tatuar palabras o etiquetas como una forma de dominarlas. Esta idea despertó tal interés en mí que decidí volver a tatuar.
Poco después, la gente me seguía pidiendo que les hiciese tatuajes. El estudio se convirtió en un lugar en que podía jugar con la ética, el uso del lenguaje, las relaciones humanas, el amor, las trazas, las intenciones y los rituales de sangre modernos.

El arte del tatuaje volvió a mi vida por sí mismo y estoy muy agradecido de haber podido crear este vínculo con tantas personas increíbles. Para mucha gente, los tatuajes pueden ser algo muy íntimo independientemente de si los haces tú o si te los hacen. Como en todos los aspectos de los juegos fetichistas, hay una dinámica de poder entre el artista y al que le hacen el tatuaje, que se basa en la confianza y el entendimiento mutuos.

Siempre he considerado los tatuajes como algo más que imágenes en un cuerpo. Eso es por lo que lo veo como algo que es más o menos sagrado. Creo que hay un poder latente en las intenciones que existen detrás del deseo de que te tatúen o de modificar tu cuerpo. Creo que un tatuaje puede ayudarnos a aceptar situaciones, a encontrarnos a nosotros mismos o a curar las heridas con las que estamos luchando. En mi opinión esto se corresponde con las prácticas BDSM. El equilibrio delicado entre el placer y el dolor es el mismo en el arte de tatuar que cuando participo en sesiones de BDSM. Ese espacio mental específico me ayuda a posicionarme en un lugar de confort. Cuando miras las marcas que quedan después de una sesión de azotes con látigos o con varas, o cuando miras un tatuaje – incluso después de años de habértelo hecho – te puede recordar un preciso momento; la intención que tenías al ponerte en contacto con el artista; ese instante en que decidiste transformar tu cuerpo por una razón determinada. Me he tatuado con la intención de sacar el mayor partido posible de las experiencias dolorosas de la vida, marcando lo que he aprendido, convenciéndome a mí mismo de que aún existe el amor a lo largo del camino, aceptando quien realmente soy yo...la lista es muy larga. Sinceramente puedo decir que la mayor parte del tiempo no está necesariamente conectado con el dibujo en sí, sino que sobre todo está conectado con el artista que lo hizo.

Da igual lo emocional o físicamente dura que pueda ser la sesión, siempre acabamos sintiéndonos muy conectados y agradecidos por el momento mágico que hemos compartido. Suena muy cursi y probablemente lo es, pero no me importa. Sé el impacto que tiene sobre mi persona y veo el impacto que tienen estas sesiones en los demás. Compartimos la experiencia y estoy muy orgulloso de ello.


En lo que se refiere al lenguaje creo que la comunidad marica sabe cómo luchar por apropiarse de determinadas palabras, que es algo que la comunidad fetichista ha hecho y sigue haciendo bien, ya sea con palabras como zorra o guarro. Apropiarse de una palabra que se usa como insulto es, cambiando el significado y dándole un poder nuevo, es la mejor forma de pensar en tu identidad de forma positiva con una palabra que normalmente es desagradable. Reclamar nuestras identidades a través de los insultos que nos han llamado puede ser fácil, puede ser rápido, pero también puede llevar mucho tiempo en otros casos. Una vez que te apropias de un ''insulto'' llamándote a ti mismo zorra o maricón, por ejemplo, una vez que te sientes orgulloso de ser un maricón y una zorra, a partir de ese momento no significa nada cuando alguien intenta utilizar esas palabras para hacerte daño.

" Sí, lo soy, ¿y qué?"

Sí, es una parte de ti, simplemente es eso, nada más. Me puedes llamar o decirme que tengo los ojos verdes, me puedes llamar pasivo, me puedes decir que soy alto, me lo paso por el forro. Es cuestión de aceptar tu propio yo y estar orgulloso de quién eres. Completa, absolutamente y sin disculparnos. Me parece alucinante ver cómo se desarrolla este proceso en las personas con las que trabajo.
Hay el mismo mérito en identificarse como ''Amo" que en identificarse como ''sumiso''.
Tengo ''insultos'' tatuados en mi cuerpo y he decidido pasar el testigo de este emponderamiento. Siempre han tenido mucho éxito y la verdad es que siempre es lo que prefiere tatuar. Veo los ojos de esa persona y lo orgullosa que está, y de repente todo el bagaje social negativo asociado a esa palabra desaparece de un plumazo. Ser un maricón orgulloso es una cosa, tenerlo tatuado en mi estómago es un paso más hacia la aceptación de quién soy y sin pedir disculpas por ser quién soy. Otras palabras como ''radical'' y ''desviado'' están en mi lista para tatuarme también. Sé que soy radical. Sé que soy un desviado. Sé que si me lo tatúo será una promesa conmigo mismo para seguir siendo radical de la forma que sea, para mantenerme fiel a quien realmente soy. Quiero ser un desviado incluso cuando la gente te critica, para ser más desviado aún en sus narices. Es algo que me corre por las venas, no puedo escapar.

Una última cosa, cuando era un quinceañero me tatué "kill yourself" (''asesínate'') sobre las rodillas como el mensaje que quería enviar a la gente que se me quedaba mirando cada vez que me desnudaba en público. Estaba cansado de sus miradas y pensé que tenía que dejar claro lo que pensaba en ese momento. Después de un tiempo, me cansé y lo cubrí, ya que no es esa la energía que quiero enviar al mundo. Esa puede ser la explicación de la forma en la que trabajo actualmente.

A través de esas creencias y esos vínculos que tengo con la experiencia global que tengo cuando estoy tatuando, he sido capaz de crear mis propias reglas, como no tatuar nada que creo que pueda tener un impacto negativo en la persona a la que estoy tatuando y que lo llevará para siempre. Por ejemplo, me he negado a tatuar la palabra "misery" (''miseria'') ya que me sentiría responsable por la miseria de esa persona. Probablemente suena muy hippy y místico, pero creas en este rollo o no, simplemente quiero asegurarme de que me protejo a mí mismo para no tener un efecto negativo en alguien, y también me quiero asegurar de que he puesto la mejor de las intenciones en una obra que tiene un significado profundo para mí. La mayor parte del tiempo la experiencia es muy inspiradora para mí y para la persona a la que tatúo.

Si quieres compartir tu viaje fetichista en un artículo de Recon, envíanos tus ideas o un borrador a: social@recon.com

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