CONTRIBUCIÓN DEL ESCRITOR Y USUARIO DE RECON: Un extracto de su libro CUARTO OSCURO
de
Noticias Recon
16 abril 2024
Hace unas cuantas semanas, publicamos la entrevista que le hicimos al usuario/escritor Nick Christie. Nos hablaba de cómo usa a veces sus experiencias personales y los personajes que conocer como fuente de inspiración en sus novelas. Le hemos pedido que compartiese un extracto de una de sus novelas con nosotros para ver los niveles a los que llega su imaginación fetichista.
''DARKROOM'' (CUARTO OSCURO) es una historia centrada en un club de cuero gay del sur de Londres. Ross, un hombre que se pone ropa de cuero, se lía con Mickey, el responsable de camareros del club.
Por Nick Christie
"Bienvenido a Casa Mickey" dijo Mickey al quitarse el caso. Puso la cadena a la moto. Ross se quitó el casco y los dos se dirigieron hacia la entrada del bloque. Ross echó un vistazo a la zona. Sabía dónde estaba. Había intentado vender pisos y propiedades parecidas en esa zona. Entraron en el vestíbulo del edificio, que era probablemente de los años 80, pensó Ross, mientras miraba la decoración y caminaban hacia el ascensor.
"Cuarto piso. Puede que te tengas que aguantar la respiración aquí," Mickey sonrió.
Entraron en el ascensor y Ross aprovechó y empotró a Mickey contra la pared.
"Mejor aún, te la aguanto yo" dijo Ross, al empezar a besarle a saco.
Los cascos de los hombres golpearon las paredes del ascensor mientras se comían la boca, el brazo que les quedaba libre no hacía más que tocar y sentir el cuero del otro. Ross empujó con sus piernas y sus muslos los de Mickey, arrinconándole mientras le devoraba la boca.
Las puertas se abrieron y Mickey empujó a Ross y le sacó del ascensor con una media sonrisa en la cara.
"Quieres follar y eres sexy. Vamos a mi piso."
Mickey llevaba las llaves en la mano que tenía libre. Mientras tanto, Ross le metía mano e intentaba besarle en el cuello.
"Espera, tío, déjame abrir la puerta y ahora me haces de todo" se reía al abrir finalmente la puerta.
Tan pronto como la abrió, Ross le volvió a empotrar contra la pared y a besar, dejando caer los cascos en el suelo de la entrada.
Cuando se dirigían al dormitorio, Mickey empezó a bajarse la cremallera de la chaqueta de cuero de su traje de motero.
"No, no te lo quites. Quiero follarte con el cuero puesto y quiero esa polla ahora mismo." Ross le agarró la bragueta a Mickey y le empujó a la cama. Mickey se dejó caer y decidió ceder antes Ross. Este chico se la quería meter de verdad y quién era él para protestar.
Ross se puso de rodillas, aún tenía los guantes de cuero puestos, y le tiraba de la bragueta a Mickey. Mickey se sentó y decidió abrir la cremallera que unía la cazadora y los pantalones de cuero de motero que llevaba para permitir un mínimo de movimiento. Ross al final encontró lo que estaba buscando. La polla dura de Mickey salió de golpe de la bragueta cuando Ross le bajó los gayumbos. Ross se metió los 15 cm de Mickey hasta la garganta, saboreando el sabor salado de su prepucio. Lo que más le gusta a Ross: rabo sin circuncidar, y tenía un sabor genial después de haber trabajado todo su turno con los pantalones de cuero puestos. Hundió su cara en la bragueta de Mickey, con la nariz metida en el vello púbico. El olor era potente, a hombre buenorro, a sudor y a cuero.
"Joder, sí que tienes ganas eh," dijo Mickey agarrándole la cabeza a Ross con sus manos, "y qué bien lo haces. Trágatela, tío. Tengo los huevos llenos. No me corro desde hace días."
Mickey se sentó.
"Me voy a quitar la camiseta," dijo mientras se quitó la cazadora y después la camiseta. Luego se volvió a poner la cazadora sobre el torso desnudo. Ross se detuvo y admiró el torso de Mickey. Buenos hombros y brazos fuertes, que es lo que dejaba ver la camiseta. Su vello corporal, que ahora veía completamente, era precioso. Ross no se pudo resistir.
"¡Joder! ¡Ese pelo! Y esos sobacos. Te los voy a comer."
Ross se echó hacia adelante, empujando a Mickey hacia atrás y tumbado encima de él, le lamió el pecho a Mickey. Le comió todo el pecho, lamiéndole los pezones, le subió el brazo a Mickey y hundió su cara en el sobaco, con la cabeza debajo de la cazadora y del sobaco, lamiendo el sudor y el sabor de Mickey.
A Mickey esa sensación le hizo reírse un poco, por las cosquillas, después empujó la cabeza de Ross para que se metiese aún más en su sobaco.
"Cerdo. Te pone, ¿no? Puto cerdo. Sí, revuélcate."
Ross gimió al meterse aún más en el sobaco mientras agarraba a Mickey por los lados y por detrás. Al final resurgió y le fue a dar un beso.
Mickey saboreó su propio sudor en los labios y la lengua de Ross. Después de un rato el único sabor que tenía en la boca era el sabor a Ross y era un sabor que le gustaba. Además, besaba super bien.
Ross se echó a atrás y sonrió, "te voy a follar," agarrándose el cinturón y la bragueta de sus pantalones Langlitz.
Se levantó y se abrió la bragueta, dejando ver su vello púbico castaño y su rabo duro. El glande amoratado había salido del prepucio. Mickey sonrió al vérselo.
"La tienes grande, tío. ¿18 cm?"
"Más o menos," Ross sonrió al golpearse la mano cubierta por sus guantes con el rabo. "Bueno, guapo. Vamos a ver el culo que tienes."
Mickey se levantó de la cama y se dio la vuelta, se bajó los pantalones de cuero, orgulloso de sus nalgas, separándoselas para enseñar el agujero, que tenía ganas. Estaba esperando que le pusiera el rabo en la raja, pero Ross se arrodilló, agarró a Mickey por las caderas y le hundió la cara en el ojete, lamiéndoselo y comiéndoselo con fuerza.
"Joder, tío, te pone mi sudor y mi olor, ¿no? Joder, qué bien lo haces."
Mickey empezó a tocarse el rabo mientras le comían el culo. La mezcla de sensaciones que le provocaban la lengua y los labios de Ross, además de su barba de tres días, era increíble.
A Ross le encantaban todas las partes del cuerpo de Mickey. El sabor de su culo era perfecto: olor a hombre de verdad. Sudor, cuero y ojete, que era algo que cada vez le gustaba más, incluso a veces cuando un tío estaba bastante sucio. Mickey tenía el sabor perfecto. Estaba limpio, pero después de sudar trabajando todo su turno, tenía el sabor perfecto que le gustaba a Ross. ¡Sabía que lo que estaba comiendo olía fuerte y además estaba limpio!
Ross levantó la cabeza para coger aire.
"¿Tienes lubricante?"
"Sí, en el cajón de arriba" señaló Mickey. Ross encontró el lubricante y se lo echó en el rabo. Empezó a hacer círculos sobre el ojal de Mickey con el rabo lleno de lubricante.
"Supongo que eres pasivo. Perdona que no te lo he preguntado," se detuvo Ross.
"Un poco tarde para preguntar. Me he ofrecido claramente, ¿verdad?" se rio Mickey. "La verdad es que soy versátil, así que ten cuidado, macho activo.' Igual te la intento meter luego. Ahora deja de hablar y préñame el culo."
Ross le agarró a Mickey por el collar de cuero y le puso la polla sobre el ojete. Empezó a metérsela despacio, pero sin parar. Mickey cogió aire y gimió mientras Ross le penetraba.
"Oh joder, sí," gimió Mickey.
"Estás bien cerradito," dijo Ross al acercarse a Mickey mientras le follaba. Ross puso sus brazos alrededor del pecho y de la cintura de Mickey, y le acariciaba sus pectorales y sus abdominales duros mientras le tocaba el rabo y los huevos con sus manos, que aún llevaban los guantes de cuero.
Mickey sentía como Ross le cubría, tenía su respiración en el cuello y a veces sentía cómo le mordía y le besaba. Las manos de Ross, que aún llevaban los guantes de cuero acariciaban su pecho, sus abdominales, su rabo y sus pelotas, mientras la polla de ese tío tan potente le estaba taladrando el ojal a saco. Al respirar solo olía su cuero y el de Ross ya que el aire salía disparado por debajo de la ropa al follar y con los empujones. El sudor de los cuerpos de los dos se convirtió en un ingrediente más de la fragancia de la habitación.
"Quiero verte la cara mientras te follo, guapetón. Túmbate bocarriba," dijo Ross, al poner a Mickey sobre la cama y hacerle girar con una sonrisa maliciosa en la cara, y con la polla super dura.
"Me revienta decir esto, pero te vas a tener que quitar los pantalones. Mickey tenía las piernas levantadas. Ross tiró del velcro de las botas y le quitó primero la izquierda, le esnifó el pie y el calcetín, otro olor más para añadir a la mezcla.
"Tío, me pone cómo huele todo tu cuerpo."
Ross tiró de la otra y luego le quitó los pantalones de cuero, que arrastraron los gayumbos con ellos.
"Déjate la cazadora puesta, tío. Quiero que tengas puesto algo de cuero," Ross sonrió al tirar las botas y los pantalones al suelo y se dejó caer entre las piernas de Mickey. Mickey, a su vez, abrazó con las piernas al tío BLUF que acababa de conocer.
"Ven aquí y fóllame ahora, guapo," le dijo Mickey.
Los dos se enredaron el uno al otro y se besaron con fuerza. Uno ponía las manos en la cazadora del otro, Ross sentía que la piel de Mickey estaba cubierta de sudor por todo el movimiento. Mickey tocaba el cuero suave de la camisa de Ross y le tiraba de su cinturón Sam Browne. Finalmente, Ross colocó su polla sobre el agujero de Mickey y se la metió con fuerza. Mickey se quedó sin aliento y tiró de Ross para comerle la boca otra vez.
Ross le estaba reventando el ojete a Mickey, disfrutando cada embestida. Dentro y fuera, como un pistón, lo dio todo al follarse a Mickey. Era genial follarse a un tío que le parecía tan atractivo, no un tío en plan me da igual. Este tío era exactamente el tipo de hombre que había deseado desde hacía años y ahora se lo estaba follando. Todo su cuerpo y sobre todo su rabo estaban flipando con el hombre que tenía debajo de él. Mickey sonreía y gritaba a la vez mientras Ross le daba lo suyo. Se estaba pajeando cuando Ross le preñó.
Al final, Ross no pudo más y sin avisar grito, "¡Joder! ¡Me corro!" y Mickey empujó con su mano izquierda el culo de Ross, cubierto de cuero mientras Ross le llenaba el culo de lefa, y él se la meneaba con la mano derecha.
"Joder, tío. ¡Dame tu semen!" le grito Mickey.
Justo cuando se corría Ross también se corrió Mickey, y su corrida acabó extendida por todo su pecho y por el cuero de Ross. En ese momento los dos se dejaron caer agotados.
"Joder, cómo follas," Mickey jadeaba e intentaba besarle, mientras que Ross, que también respiraba con dificultad, ralentizó sus movimientos. Mickey dejó caer las piernas y Ross se detuvo, exhausto.
"Joder, ha sido fuerte, Mickey."
Los dos siguieron intentando recuperar la respiración durante un rato. Ross se puso a mirar por dónde había caído toda la lefa en su camisa de cuero y en su cinturón Sam Browne.
"Joder, cómo lo hemos puesto …." Dejó de hablar cuando vio que la mano de Mickey le cogía de la mano, él aún llevaba los guantes de cuero. Un gesto tierno que no esperaba. ¿Cuál era el protocolo ahora? Normalmente con un rollete en ese plan, se levantaba y se piraba tan rápidamente como podía. Había vivido un montón de veces ese momento después de follar en el que la gente no sabe ni hablar. Parece que hasta estás avergonzado de lo que acabas de hacer.
Tenía una sensación diferente y era la primera vez que alguien le había cogido de la mano así después de follar. Ross se giró y vio que Mickey le estaba sonriendo.
"Supongo que debería limpiar todo esto y pirarme," dijo Ross, tratando de calibrar la situación.
"Te vas a tener que limpiar, sí, pero te puedes quedar si quieres," le respondió Mickey.
***Nick Christie
© 2020 un Chico llamado Nick
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