ARTÍCULO DE USUARIO: ¿Las prácticas de impacto salvaron mi vida?

ARTÍCULO DE USUARIO: ¿Las prácticas de impacto salvaron mi vida?

de Noticias Recon

24 febrero 2020

Por polyamorous

Imagínate al típico chico flacucho y alto en el instituto, con un acné salvaje (en plan lleno de volcanes), super marica y que además es fan incondicional del heavy metal y de la música industrial (gracias a Trent Reznor). Sí, ese era yo, y esos atributos no me hacían ser precisamente el chico más popular del instituto, donde en realidad se metían conmigo y me hacían bullying todos los días.

No os preocupéis, no me voy a poner en plan Freud, pero digamos que no me sentía 100% a gusto siendo yo (y ese sentimiento ha durado hasta hace poco). Siempre que me miraba en el espejo, me sentía casi separado y hasta desconectado de la realidad.

Al hacerme mayor, el mundo fetichista me llamó la atención en varias ocasiones, pero dentro de los confines de su expresión más simplona y tonta: a) chicas pin-up comprando corsés, zapatos de tacón alto y uno de esos látigos de plástico que se ve en el porno cutre de los años 90; o b) conociendo unos cuantos gimps con monos de látex que cubrían sus cuerpos, y con una mordaza con una bola en la boza, siguiendo órdenes sin ser capaces de revelar su personalidad.

Estas dos partes del mundo fetichista no terminaban de conectar conmigo, y de alguna forma, sentía que no tenía una verdadera visibilidad de lo que es todo este mundo.

El fetichismo realmente llegó a mi vida cuando cumplí 33 años. Estaba en una fiesta de osos en Barcelona en la que un montón de osos y oseznos sexy estaban casi desnudos, solamente llevaban arneses puesto. Como cualquier hombre gay con un poco de lógica, la primera cosa que hice al día siguiente fue ir a comprarme un arnés de cuero.

A ver os explico: no solo encontré un fetichismo, había encontrado una religión. Después de comprarme el arnés, no quería quitármelo por nada del mundo (excepto cuando iba a la oficina), y claramente se convirtió en uno de mis básicos a la hora de vestir cada día (a mi marido en esa época, al que no le ponía el fetichismo, le molestaba un poco, perdón cariño).

Como le pasa a la mayor parte de los fetichistas, ese arnés era solo el principio de un largo camino hacia la costumbre de ir adquiriendo cada vez más y más prendas, es algo que parece que nunca va a terminar. Increíblemente, cuantas más prendas fetichistas me probaba, más en sintonía me sentía conmigo mismo. Mi arnés, mi delantal de cuero, mi máscara de cuero, etc…todas esas cosas me hacían sentirme muy a gusto conmigo mismo y finalmente parecía que estaba aceptando todos mis defectos y los estaba sacando a la luz.

Por supuesto, no era solo los looks, poco a poco empecé a probar algunas actividades sadomasoquistas como el CBT, que me azotaran, que me diesen latigazos, que me pegasen con una vara y otras opciones y actividades que se pueden incluir dentro del grupo juegos de impacto, pero sobre todo, se produjo el cambio cuando empecé a asistir a eventos y a conocer a otros fetichistas (no solo en plan sexual, aunque también).

No me acepté completamente de la noche a la mañana, justo después de descubrir la comunidad fetichista. En realidad, me llevó un tiempo y un esfuerzo asistir a esas reuniones, hablar con gente diferente, hacer todas las preguntas que tenía, y superar mi miedo de contarle a la gente lo que realmente me ponía (imagínate estar en una sala rodeado de fetichistas y de repente levantas la mano para decir bien alto: "Hola, me llamo John, y pone cachondo que me peguen").

Además, tener un Amo que no solo es paciente, sino que también es carismático – y que me ha estado ayudando a hablar del tema – ha sido muy importante para mí y me ha hecho darme cuenta de muchos aspectos de mi personalidad que ni siquiera conocía antes.

El mejor momento llega cuando te das cuenta de que poco a poco te estás abriendo más y empiezas a compartir tus sentimientos sobre esas zonas ''oscuras''. Puede que te des cuenta de que son comportamientos totalmente normales y aceptables que mucha gente también tiene (vale, aceptarme a mí mismo como un cerdako al que le pone el dolor me costó un tiempo, pero una vez que lo acepté, me hizo la vida mucho más fácil y más divertida, y sobre todo, me esta enseñando a localizar los límites que tengo).

En la actualidad ya no tengo acné y tampoco soy un chico flacucho. Algunos días puede que me sienta más vulnerable, pero cada vez me pasa menos. Cuanto más acepto esos sentimientos oscuros, más a gusto me siento conmigo mismo, y las inseguridades han empezado a desaparecer poco a poco dando espacio a una confianza en mí mismo que antes no tenía (sin ser chulo), ya no tengo miedo de abrirme con los demás y de sonreír más a menudo (hasta cuando no me están dando latigazos).

Si quieres compartir tus experiencias fetichistas en un artículo de usuario, envíanos tus ideas o un primer borrador a: social@recon.com

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