ARTÍCULO DE USUARIO: Campamento militar en una prisión – Parte 1
de
Noticias Recon
13 octubre 2020
dutchpupmomo cogió un avión a Berlín para pasar un fin de semana en un campamento de juegos de rol dentro de una prisión fetichista. En la Parte 1, vas a descubrir lo que le llevó hasta allí, y lo que vio al llegar.
¿Os habéis encontrado alguna vez en una situación morbosa, probablemente con vuestro look fetichista puesto, o mejor aún como sumiso, encerrado e incapaz de decidir qué puedes o no puedes hacer?, preguntándoos, ¿"Cómo he acabado aquí? ¿Qué cadena de eventos me han llevado a terminar encerrado así?" Y finalmente, "¿¿Por qué me gusta tanto??". Aunque estas preguntas se me pasan por la cabeza a veces, diría que sobre todo se me pasaron cuando estaba esposado, con la capucha puesta y uniformado en la celda de una prisión, en las mayores profundidades de una mazmorra enorme de Berlín. En estos artículos, quiero compartir con vosotros mi experiencia en un Kinky Prison Role Playing Camp, un verdadero campamento de juegos de rol dentro de una prisión morbosa, cómo acabé allí y las sesiones morbosas que han tenido lugar en ese lugar.
Cuando Master Chris se puso en contacto conmigo por primera vez en Recon invitándome a su campamento de prisioneros, pensé "Bueno, así es como voy a morir". Pensé que sería de locos aceptar una invitación en Recon, de alguien que ni conocía, para que me encerrase todo el fin de semana en la celda de una prisión. Básicamente sonaba como el comienzo de una peli porno cutre: chico cachondo conoce a chico por internet, chico invita a chico a una gran mazmorra, chico cachondo va a la mazmorra, resulta que el otro chico es malo, ¡y acaba atrapado! No obstante, mi curiosidad no dejó de crecer. No era capaz de decirle que no, pero tampoco era capaz de decirle que sí.
En cualquier relación BDSM saludable y viable, debe haber confianza y consentimiento. En mi caso, y supongo que en el de muchas otras personas, para dar mi consentimiento, me hace falta poder tener confianza. Le expliqué esto a Master Chris, y lo entendió completamente. Me dijo que iba a venir a Londres (que es donde yo vivo) a una conferencia y que nos podíamos conocer en persona. Me pareció perfecto, y fui a verle (aunque, eso sí, con una bolsa con mi look dentro, claro) - sabía que teníamos que crear esa confianza de alguna manera. Master Chris pasó un rato conmigo hablando de la vida, de política, de fetichismo, incluso del estado de los sistemas de educación primaria. Se preocupó por hacerme sentir seguro, respondió a las preguntas sobre sus campamentos y me contó un par de historias. Mi emoción no paró de crecer. Al acabar la noche, hasta pudimos jugar un poco. Sabía que podía confiar en él, por lo que acordamos que iría a su campamento, aunque aún seguía bastante nervioso por lo que podría pasarme.
Para prepararme antes de ir al campamento de prisioneros, tuve que rellenar un formulario y responder a un par de preguntas: cuál era el delito por el que me habían detenido (a mi elección), cuáles eran mis límites (más o menos a negociar o inamovibles), y cuáles eran las fantasías que quería experimentar. En la parte final del formulario había una orden para mi llegada a la prisión a una hora y una dirección estipuladas, esta era toda la información que me dio. Cuando llegó el día de coger el vuelo a Berlín, es cuando me empecé a dar cuenta realmente de lo que estaba haciendo. Iba a volar solo a Berlín, iba a dirigirme a un lugar que no conocía, para entregarme completamente a un grupo de Amos increíblemente intimidantes, pero a la vez muy potentes. Me resultó como si fuese el vuelo más largo y más estimulante que he tomado a Berlín.
Cuando llegué, cogí el metro desde el aeropuerto hasta la dirección estipulada. Para mi sorpresa, acabé LEJOS del centro de la ciudad, de hecho, ¡me dirigí a una zona al oeste del aeropuerto! Me di cuenta de que hasta la ubicación iba en serio. Caminé desde la estación hasta el punto de encuentro. Vi a Master Chris vestido entero de cuero BLUF, y me empezaron a temblar las piernas. Se acercó a mí a través de la verja, dejando atrás el edificio grande de ladrillo, que parecía una fábrica. Me ordenó que pusiese el pasaporte, el teléfono, la cartera y las bolsas a mi izquierda. Y de esa forma, mi conexión con el resto del mundo desapareció. Llevando solo la ropa que traía puesta, me esposaron de golpe, me tiraron al suelo, me pusieron rápidamente una capucha negra, no podía ver nada.
Con las manos hacia arriba y el pecho encogido a la fuerza, dos hombres me condujeron por lo que creo que era otra puerta y subimos un piso de escaleras hasta llegar a una habitación. Cuando me arrancaron la capucha, me encontré intentando abrir los ojos frente a una luz penetrante, con cuatro Masters enfrente de mí. Me ordenaron que me desnudase completamente y que pusiese mi ropa a un lado. Expuesto completamente, me ordenaron que me pusiese mirando a la pared y que levantase las manos. Después empezó la búsqueda en el interior de mis orificios para comprobar que no estuviese intentando hacer contrabando, en otras palabras, me metieron los dedos por el culo allí mismo, mientras yo estaba desnudo e indefenso. Cuando terminaron, me ordenaron que me diese la vuelta. "2601. Este es tu número de prisionero. A partir de ahora, eso es lo único que eres", dijo Master Chris, mientras me entregaba mi uniforme de rayas, que tenía exactamente esos números grabados. "¿Cuál es tu número?" Me preguntó. "2601, Señor." Respondí. Me esposaron y me pusieron otra vez la capucha, y me llevaron fuera, esta vez sin zapatos, sin tener ni idea de adónde íbamos. El aire y el piso de repente eran mucho más fríos. No me di cuenta del lugar al que me llevaban hasta que me quitaron la capucha (aunque aún estaba esposado) y rápidamente vi una puerta de barras de acero que se cerraba y un gran candado delante de mis ojos: había llegado a lo que iba a ser mi hogar durante los próximos dos días: mi celda.
A mi izquierda había un somier pequeño y un colchón fino, una manta y una botella de agua. A mi derecha, tenía una pared de cemento con ganchos y debajo de los ganchos un cubo para hacer pis. No me podía ir a ninguna parte. Recordé lo que estaba pensando antes, sobre cómo había valorado las decisiones que parecían locas y que me habían llevado a este momento tan increíblemente excitante. Ese fue el momento en el que todo cuadró. Estaba encadenado y me habían dejado solo con mis pensamientos, esperando. Este espacio de sumiso era diferente de, por ejemplo, una sesión típica en un club de sexo. Una de mis frases fetichistas favoritas lo deja bastante claro: "El bondage no es bondage hasta que pasan varias horas después de que empieces a quererte escapar". Me dejaron ahí encerrado durante lo que me pareció que eran horas, pero en lo que a mí respecta, podrían haber sido solo unos minutos. Lo que hace de este campamento un sitio único es su concentración en los juegos de rol, pero, sobre todo, es mantenerte dentro de tu personaje. La mitad de la excitación procede de la espera, del aburrimiento, de ser un prisionero, aunque te acabes aburriendo un poco. ¿Por qué? Porque estás completamente controlado. La verdad es que acabé encontrando un nuevo sentido a la palabra excitación en ese período de tiempo y en ese espacio mental; y me gustaría volver a experimentarlo otra vez.
De repente, la pesada puerta de metal empezó a chirriar al abrirse y el ruido llenó toda la mazmorra. Me quedé mirando petrificado cuando el Master arrastró a otro prisionero encapuchado a la celda que estaba al lado de la mía…
Descubre qué es lo que le pasó a dutchpupmomo y al otro recluso en la Parte 2. Próximamente.
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