ARTÍCULO DE NUESTROS USUSRIOS: Kinbaku – la belleza de atar fuerte.
de
Noticias Recon
21 enero 2019
Por Freddierope
Mi obsesión con el kinbaku comenzó cuando conocí a un tío fantástico en Berlín que trabajaba las cuerdas y era un sádico, se llamaba Tam. Había encontrado su cuenta de Instagram por casualidad y como soy bastante creativo, me puse a flipar con las imágenes y el lado romántico de todo su rollo. Cuando finalmente nos conocimos, pasamos un par de semanas bastante locas e intensas atándonos el uno al otro, en las que aprendí a ser un buen pasivo con las cuerdas, mientras tanto también aprendí a hacer transiciones y estructuras básicas con las cuerdas y a trabajar las cuerdas bien – que en su momento era mi interés principal. En ese momento no me di cuenta de la faceta sádica que desencadenaba en mi interior, la cual, combinada con mi lado cuidadoso y natural, parecía que podía crear un equilibrio perfecto para ser un buen activo.
Después de varios meses practicando y aprendiendo de forma obsesiva , conseguí tener a mis propias víctimas bajo control y en mis cuerdas.
El kinbaku tradicional trata de la tortura erótica, de la humillación, del intercambio de poder, de la inmovilización de todo el cuerpo, pero también puede ser algo romántico (al menos para mí), juguetón y en plan exploración). He visto muy pocos tíos que hagan lo que hago yo en la comunidad fetichista gay, por eso he atado a muchos principiantes o a tíos que se imaginan que la experiencia del bondage solo trata de que les aten a la cama (lo cual es perfecto si es lo que te pone, pero no creo que sea la experiencia completa).
En las primeras sesiones siempre se experimenta, y se explora lo que le gusta al pasivo, ajustando la cuerda y los nudos según reaccione y respire.
No puede decir que me gusten los juegos forzados, no me voy a excitar si el otro no está excitado. Si el sumiso está relajado y hay confianza y un entendimiento mutuo todo es mucho más divertido. Me encanta jugar con la resistencia del sumiso, fluctuando la intensidad de la cuerda-suspensiones y las torsiones, dejando que toque el suelo con las puntas de los pies durante unos segundos para que descanse, con cambios de presión sobre el cuerpo – pasando de apoyar todo el peso de su cuerpo en un único nudo tortuoso a la altura de la cintura hasta colgarle de un tobillo o un futomomo (pierna atada). También me encanta contorsionar el cuerpo del sumiso, abriendo sus caderas y sus piernas dejándole expuesto si quiero, viendo cómo tiemblan sus pies y sus cuerpos se ponen morados.
Mis momentos favoritos son los ''toque finales", justo cuando el sumiso piensa que no puede ser peor, le pongo una mordaza, un gancho en la nariz, le vendo los ojos, poniendo su cabeza hacia sus pies eliminando el mínimo movimiento que podía hacer, mola ver cómo acaban aceptándolo y finalmente relajándose. Es mono, supongo que soy un verdadero romántico; cuando les ves que buscan llamar tu atención y tú les acaricias, les cuidas para que sean capaces de soportarlo. El hecho de poder tocarles, hacerles cosquillas, o acariciarles el pelo, cogiéndoles de los pies, les ayuda a calmarse inmediatamente y a entrar en el espacio mental del sumiso recordándoles que no les va a pasar nada. Les torturas y les cuidas.
Cuando conectas con el chico adecuado, es una experiencia muy intensa para los dos, siempre terminando con un espacio mental de ensoñación, y una sobredosis de adrenalina, con el sumiso cayendo en mis brazos como un cuerpo muerto adormecido por el subidón de emociones.
Si quieres compartir tus experiencias fetichistas en Recon envíanos un email con tus ideas a: social@recon.com
Compartir