ARTÍCULOS DE NUESTROS USUARIOS: Omorashi por thechasellor

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de Noticias Recon

12 junio 2018

Por TheChasellor, usuario de Recon

Omorashi es un fetichismo que procede de Japón; es un fetichismo en el que la gente disfruta de la sensación de tener la vejiga llena y les gusta mearse a ellos mismos. La traducción de omorashi, es ''mearse en los pantalones'', pero no solo se trata de eso. El control es un aspecto muy importante y para algunos de los que lo practican, la vergüenza y la humillación también forman parte de la experiencia. Personalmente a mí me gusta el sentimiento de vergüenza que tengo cuando estoy calado en mi propio meo. Lo he hecho tantas veces que es casi tan normal como ir al servicio, pero cuando estoy en el espacio mental adecuado, el sentimiento de vergüenza es lo que me pone cachondo. Es algo que me asusta y me pone cachondo a partes iguales.

Como empezó
Mi fascinación por el hecho de aguartarme antes de mear y acabar meándome encima empezó de pequeño, pero hasta que no tuve mi despertar sexual, no relacioné el hecho de mearme con el hecho de ponerme cachondo. Aguantarme el meo me excita, pero mearme en los pantalones es lo que me pone a saco, en mi caso. A algunos les gusta la idea de aguantarse, a otros les pone más la pérdida de control. Para mí, el control es una parte fundamental del juego. El omorashi es uno de los juegos de intercambio de poder y control a los que me gusta jugar. Es apasionante aguantarme y no estar seguro de si voy a conseguirlo o no. Luego, la sensación que tienes al dejarlo escapar después de aguantarte es flipante. Hay muchas formas de darse un gustazo con este morbo. Se puede combinar con otros juegos, como Amo/sumiso, bondage, rubber o ropa deportiva. La ropa deportiva es algo en lo que siempre me ha gustado acabar calado, pero hace poco he descubierto el rubber. Lo flipas al sentir todo el meo recogido dentro del rubber hasta que abres una de las perneras y sale salpicando por todas partes. Aguantarte tu propio meo es como un juego mental: tu cuerpo es capaz de aguantarse durante mucho tiempo, pero tu cerebro te dirá en algún momento que ya es hora de soltarlo. Me gusta hacerlo en privado y en público. Hay algo que me asusta y me emociona a la vez en el hecho de perder control poco a poco cuando no estás en casa. Pero tengo suficiente imaginación para montarme la escena en casa también.

Mi primer accidente como adulto
A los diecinueve años me meé por primera vez en los pantalones en público por accidente. A veces, me gusta retarme a mí mismo, llenar mi vejiga e intentar llegar a casa sin empezar a gotear en mis pantalones. Nunca me había meado antes de forma involuntaria en los pantalones, pero ese día estaba sin poder salir de un tren que no tenía servicios, y tardé mucho más de lo que había pensado. Cuando por fin llegué a mi destino y me puse a buscar un servicio público, empecé a mearme en los pantalones sin poder controlarlo. En el centro de la ciudad, con gente pasando a mi lado. Fue la primera vez que mi cerebro dijo no, y abrió mi esfínter. Además, el dolor era inaguantable, lo cual me hizo darme cuenta de que hace falta tener cuidado al practicar este morbo. Aguantarse sin mear durante largos periodos de tiempo no es saludable, aunque la idea te excite.

Tener el control de la situación, pero ir perdiéndolo poco a poco forma parte de lo que me excita. Darle el control de mi vejiga a otra persona también me pone. Que me digan cuándo tengo que beber y perdir permiso para mear, y que me lo denieguen. Rogar ir al servicio, sentir las primeras gotas de meo calar mi ropa interior. Mearme completamente los pantalones y que me regañen al hacerlo. Cuando era más joven, probablemente el hecho de que me pasase algo así era mi peor pesadilla, pero en mi caso particular, esto se ha transformado en algo que me flipa y me excita.

Ten cuidado
Como he mencionado antes, aguantarte sin mear durante largos periodos de tiempo no es la práctica más saludable y por lo tanto quiero avisaros a todos. Pruébalo y disfrútalo, pero usa tu sentido común. El dolor es un indicador de que se debe parar, y no deberías hacerlo demasiado a menudo. Escucha siempre a tu cuerpo.


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