ARTÍCULO DE USUARIO: Encerrado en una caja
de
Noticias Recon
17 noviembre 2020
Por rubberedup84
La mayoría de la gente últimamente siempre predica la importancia de ser innovador y pensar en lo que hay ''fuera de la caja''. Es lo que te hace tomar la delantera en la vida. Pero para los gimps de bondage como yo, el mundo que existe fuera de esa caja representa libertad y liberación creativa, que va en contra de nuestro ADN morboso. Los gimps necesitamos que nos pongan en cajas para que nuestras mentes estén vacías, y para estar listos para servir cuando nos digan. Existimos (ya que los gimps deberíamos pensar tan poco como sea posible) dentro de esa caja. Cubiertos de rubber ajustado y con una camisa de fuerza puesta, y después encadenados al interior de las paredes de la caja para estar aún más seguros, lo único que sale un poco al exterior son los bordes de las máscaras de gas, que son la única evidencia de existencia humana, ese es el lugar en el que nos sentimos más cómodos.
En caso de que haya alguna duda, estar encerrado, metido en una caja, almacenado e ignorado es uno de los mayores fetichismos que tengo. Como muchos otros fetichistas, mis intereses estaban ya latentes desde que era muy joven. Aprovechaba cuando mis padres visitaban a los vecinos y me quedaba solo. Me ponía el impermeable y las botas de agua, antes de sacar todos los juguetes de la caja de los juguetes que tenía una tapa grande y pesada, para poder meterme. Al hacer eso era capaz de bloquear el mundo exterior, conseguía relajarme y disfrutar del olor penetrante del impermeable de PVC, que acababa lleno de sudor, y que con el tiempo se hacía más fuerte y más intenso.
La única cosa que faltaba en esos momentos de felicidad con el PVC sudado de la infancia era el factor de no poder escapar. No estoy seguro de si lo sabía en esa época, pero después de tener un montón de experiencias alucinantes en el bondage cuando era un veinteañero, el deseo de que me objetificasen se convirtió en una parte cada vez más importante de mi identidad fetichista. Ese descenso resbaladizo hacia la vida como mercancía almacenada se aceleró con diferentes encuentros como: 1. Ponerme un traje de neopreno y acabar colgado del techo como una obra en exposición en el garaje de un tío. 2. Acabar almacenado todo el día bajo una cama dentro de sacos de dormir y de camisas de fuerza. 3. Pasar noches enteras en jaulas con varios candados. 4. Diversas estancias en cajas de bondage imposibles de abrir, en las que ya ni me reconocían como gimp, sino que me confundían con la decoración de la habitación, mientras que los invitados ni se daban cuanta al pasar al lado de lo que para ellos simplemente era una caja.
El hecho de existir como un objeto almacenado es algo excitante, y no solo porque no te puedas escapar, ni por la humillación tan fuerte que sientes al saber que te van a usar como algo en lo que van a apoyar las bebidas mientras hay tíos que están follando a tu alrededor durante toda la tarde (de esto hablaré después). Cuando te meten en una caja de madera o de metal durante un período de tiempo considerable, prepárate para sudar un montón y para oler a rubber durante varios días después. Aunque haya una buena ventilación y tengas la cabeza un poco fuera, puede hacer mucho calor dentro, una vez que los tornillos desplazables cierran las paredes, los clicks de los candados confirman el comienzo de tu estancia como objeto almacenado. En ese momento, es importante señalar que hidratarse durante esas experiencias es esencial, ya sea a través de la ingesta de agua de forma periódica o, cuando te has puesto una máscara de gas o una mordaza, tener un tubo para beber conectado a una fuente de agua, para estar seguro de que no hay que mover el objeto durante toda la experiencia del almacenamiento. Desde luego, todo ese líquido va a tener que acabar siendo evacuando en algún lugar. Por eso el rubber es perfecto para este rollo. Protege el forro interior de la caja recogiendo esa mezcla exquisita de pis y sudor, que, después de estar almacenado varias horas, se concentra a la altura de las piernas y de los pies. Salpica por los dedos de los pies o se empieza a salir cuando emerges de ese paraíso del almacenamiento (consejo para poner atención o para tenerlo en cuenta dependiendo de tu capacidad de aguante y sufrimiento: si dices esto en alto cuando sales puede que te vuelvan a meter dentro de la caja y que no te dejen cambiarte).
En mi opinión cuando sudas más es durante esas primeras horas en las que te han almacenado, ya que el cuerpo se aclimata a las diferentes capas de rubber que hay dentro del entorno de la caja. Este es el momento en que me retuerzo más, comprobando lo bien que me han encerrado, y veo si puedo colocar las manos para tocarme. Aunque consiguiese de alguna forma realizar esa acrobacia, lo único que haría es complicarme las cosas, ya que la caja no se puede abrir desde dentro. Sentir placer tan pronto es un sufrimiento, y aunque te lo puedas pasar bien, la experiencia me ha enseñado el valor de poner un ritmo lento a mi mente cachonda para que dure todo más. además, el almacenamiento no se trata solo de una gratificación o de excitarte; para mí, se trata de que te dejen ahí y de entender que a los buenos gimps ni se les oye ni se les ve cuando no son usados.
Por supuesto, habrá un punto final en el que volver a ser humano otra vez, esta es la realidad. Desafortunadamente, no es la fantasía más común, pero he pensado en conocer a un Master con toda la equipación necesaria para para convencer al sumiso para que se convierta en su objeto personal para toda la vida, y para que no vuelva a ver la luz el sol desde esa pata de la mesa que ha sido especialmente diseñada para este rollo, o desde la parte inferior del sofá o desde ese hueco en la pared – es flipante el rollo tan fuerte que nos pone cachondos, ¿a que sí? Aunque en realidad no vaya a ser para siempre, en un cierto momento sí que parece que te han tenido almacenado desde años, que es casi la fantasía de la que hablaba antes. Ahí es donde la mente de un gimp titubea justo al borde del conocimiento humano. Aunque el vacío mental de ser un dron acabara conquistándolo todo en una sesión de almacenamiento larga; el rollo bondage hace que te sientas libre y como tú realmente eres. Se logra tener un sentimiento de trascendencia a través del estado meditativo en que el entras cuando la mente ha tenido el tiempo suficiente como para acostumbrarse al aislamiento, a veces ayudan los audios de hipnosis o de sonido ambiental. En este estado ha habido tantas veces en las que he perdido totalmente el sentimiento de llevar puesto mi rubber y de estar almacenado, y me he quedado flotando con pensamientos vacíos. Después me ha vuelto a la mente la situación en la que estaba gracias al olor de algún aroma a través de la máscara de gas, o cuando mis oídos que estaba como sordos de repente siento que hay algo fuera – ahora ya están bien entrenados al silencio de la captividad -.
Aunque no he ido nunca a una fiesta de sexo, puedo decir que estado en medio de una, encerrado dentro de una caja de bondage seguro, utilizado como elemento en el que apoyar las bebidas, frascos de lubricante y los diferentes juguetes eróticos durante toda la fiesta. Aunque, al principio me despertó de mi letargo la acción que se estaba desarrollando a mi alrededor, las lentes negras de mi máscara de gas y los tapones en los oídos me impidieron participar, aunque hubiese sido solo como observador. Unos pocos me tocaron la cabeza un poco al principio para ver si había alguien dentro, pero me dejaron solo rápidamente con polla bien dura y se fueron a fallar por ahí. Relegado a ser un elemento presente pero ignorado, esta ha sido una de las experiencias fetichistas más intensas que he tenido hasta la fecha, y fue ahí cuando me di cuenta de lo que necesito ser un objeto almacenado. Como no la dejaban participar, mi mente se replegó sobre sí misma en el interior de la caja, que es su sitio.
Al final, para mí la emoción más grande de estar encerrado en una caja y de que me almacenen no es el dolor del bondage, ni el hecho de que mi mente se ponga a flotar pacíficamente lo que me ayuda a reconformar el cuerpo de los rigores de la vida cotidiana, sino el hecho de saber que te has convertido en poco más que una encarnación en plástico de una matrioska rusa. Estas muñecas son objetos humanoides que, cuando se abren, revelan una identidad oculta, pero cuya función principal es básicamente ornamental. Le puedes proporcionar felicidad a quien quieras encerrar, pero no eres esencial para lo que hace esa persona durante el día, y no tiene por qué pasar mucho tiempo cuidándote, al igual que nadie lo haría con los objetos decorativos que se tienen en casa. Al igual que esos objetos que sacaba yo fuera de la caja de juguetes de mi infancia para meterme dentro yo, ahora a veces formo parte del entretenimiento, mientras tanto permaneceré fuera de la vista hasta que quieran volver a usarme. Puede ser durante una hora, varias horas, medio día o hasta más tiempo. Antes de salir, un buen gimp ya se habrá olvidado de sí mismo, ya sea durante ese período de tiempo, o para siempre.
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