ARTÍCULO DE USUARIO: A través del espejo – El País de las Mil Maravillas es una tienda fetichista.
de
Noticias Recon
16 noviembre 2021
Por Sub1978
Cuando pruebas el fetichismo por primera vez, y quieres saciar esa hambre de curiosidad, prueba considera la posibilidad de ir a una tienda fetichista.
Todos los aficionados al porno han visto esa película en la que un tío con aspecto bastante normalito al principio, pero que acaba siendo musculoso y bien dotado, entra en una tienda, le pregunta al dependiente si puede probarse una camisa de fuerza, el dependiente se la ajusta bien con una chispa de vicio en su mirada y de esa forma deja al chico joven atrapado. Está encerrado en su nueva prisión móvil, pero también le pone mucho la situación de estar indefenso en la que se encuentra. Después le meten en una jaula, y le usan los otros clientes y los demás dependientes como si fuese un juguete erótico...Desafortunadamente, me entristece decir que no es algo que me ocurriese a mí la primera vez que fui a una tienda fetichista, pero sí que me han venido a la mente las diferentes ideas que tendría si, al entrar en una de estas tiendas, me pasase algo así: la excitación de ver lo que hay al otro lado de la puerta, los diferentes tipos de cosas fetichistas que podría tener en mis manos, pero también el miedo a qué van a pensar de mí al entrar en una tienda que vende artículos que parece que están prohibidos, que son tabús y todo lo contrario de ortodoxos.
Tengo el recuerdo muy claro de esos primeros momentos al entrar en una Tienda Fetichista – las fantasías sobre lo que iba a ver o experimentar, el sentimiento irracional de no querer que nadie me viese y la idea de ser un mirón mientras esperaba a la entrada, que estaba escondida y oscura. Es necesario luchar contra esa sensación de hacer algo extraño y contradictorio al entrar en uno de estos lugares, es una sensación rara. Como muchos otros intereses, una vez que has entrado por la puerta o cuando vuelves otra vez, esa sensación se convierte en curiosidad y en la posibilidad de probar y comprar algo nuevo y morboso. Así se convierte en algo adictivo.
Hace unas semanas, estaba escuchando el podcast de Recon sobre Regulation y me sentí nostálgico. Tengo unos recuerdos muy felices de cuando iba a la tienda antigua de Regulation, que estaba en Islington: el hecho de tener que llamar al timbre para que te dejasen entrar, y ese momento de duda en silencio al esperar a que se abriese la puerta. Era como ir a un club de miembros secreto. Estoy seguro de que no fui el único que se quedó mirando el panorama al esperar esos 5 segundos a la puerta. Luego… oías el zumbido y la puerta se abría. Abres la puerta y te saluda inmediatamente un poderoso ataque a tus sentidos. Ese primer ataque del olor a rubber contra tus fosas nasales. Tus ojos se adaptan a la oscuridad, y de repente hay un montón de cosas que observar, no sabes qué mirar primero. La oscuridad te hace sentir mejor.
Todos los expertos de las tiendas te dirán que la razón por la que vas a una tienda es por la sensación de teatro que te hace sentir, por eso el estar en una tienda fetichista te hace sentir tanta excitación. En el caso de la antigua tienda de Regulation, era por el espacio enorme que había, la increíble cantidad de productos que tenían, me encantaba. La nueva tienda es algo a lo que aún me estoy acostumbrando, y aunque no sea igual que mi primer amor por la otra tienda, sigo comprando allí, así que deben haber hecho las cosas bien. Supongo que la mayor diferencia era que la tienda antigua también tenía muebles y siempre los encontré fascinantes por el simple hecho de estar en esa tienda, porque si estaban allí, eso quiere decir que alguien los compraba. A veces me imaginaba lo que compraría la gente que estaba creando sus propios espacios para montárselo. Es una idea muy inspiradora.
Por supuesto que también soy consciente de que hay otras tiendas fetichistas en Londres y en otras ciudades del mundo. Me considero afortunado por haber podido viajar, y aunque era un turista más, he podido comparar muchas de esas tiendas. Me acuerdo de cuando visité la tienda de Mister B en Ámsterdam – estuve echando un vistazo a las prendas de cuero que tenían (mientras me tomaba una taza de té, en plan sofisticado) y a la vez me vinieron a la mente unas fantasías muy oscuras, la tienda de RoB en Berlín que tiene un olor a cuero apabullante (probablemente mi olor favorito) y también recuerdo cuando fui a la legendaria tienda de Mr S en San Francisco. Esta es la tienda fetichista en la que hacen las mejores demostraciones (y no está lejos de Folsom Street). Nunca olvidaré cuando me probé una capucha en plan manicomio, y el dependiente que estaba super bueno, me hizo sentarme en un asiento enorme de esos del dentista y me mostró todo el potencial de la capucha – la demostración más intimista que me han hecho en una tienda. Sigo pensado a día de hoy si debería haberle dado propina...
Como tengo una mente bastante técnica, siempre me fascina cómo funcionan las cosas. Por ejemplo, la imaginación astuta y sádica que hay detrás de los aparatos de humillación y de CBT es algo endiabladamente bien hecho y diseñado para hacer daño de la forma correcta. Además, no hay nada como el contacto táctil de algunas prendas, la sensación al probarte algo de cuero, el peso y el frio de los elementos de acero que te pueden inmovilizar, o la forma sensual en la que el rubber recubre tu cuerpo hasta convertirse en una segunda piel, el olor y el tacto que tiene es un verdadero ataque sensorial. Estos palacios de las compras son el lugar perfecto en que hacer realidad tus fantasías. La verdad es que son puro teatro.
Los dependientes de las tiendas fetichistas conocen bien sus propios morbos, y son muy simpáticos por lo general, no se van a escandalizar y te van a entender. ¡En términos comerciales, esta actitud te va a hacer comprar más cosas! Las tiendas fetichistas buenas entienden a sus clientes y esa es la razón por la que tienen éxito y consiguen crear una base de clientes leales. Muchos de los dependientes tienen una relación personal con el fetichismo. Me encanta estar en una de estas tiendas y ver que el dependiente lleva con orgullo puesto su collar de perro, su rubber o su cuero o cualquier otro complemento fetichista. Deja claro que esta tienda no es como cualquier otra tienda porque la gente es la que crea el negocio, ellos le dan a ese lugar la profundidad, el carácter y el color necesarios.
Y esto me lleva al siguiente elemento a tratar. ¿Qué tipo de clientes frecuentan estos espacios oscuros? No solo hay un único tipo. Hay gente que está construyendo poco a poco su colección, y también están lo que solo van a comprar un artículo y punto, y aquellos que están solo buscando ideas. Lo cierto es que no todos los clientes son modelos porno y van vestidos de cuero de pies a cabeza. No quiero decir que eso fuese algo malo. Al principio, tenía la idea extraña de que entrar en una tienda fetichista, sería como entrar en la grabación de una peli porno y todo el mundo estaría super bueno (¡no siempre veo el mundo de forma racional, mi imaginación es muy inquieta!). Sigo reconociendo una valentía especial a aquellos que entran por primera vez, porque probablemente han tenido que vencer una crisis neurótica que les empodera a cruzar ese umbral.
Tengo que confesar que durante el confinamiento he echado de menos ir a esos sitios. Está bien recordar cómo son, lo que ofrecen y también está bien verte con los expertos que están apasionados por el fetichismo. Recuerdo una conversación que tuve en una tienda hace poco con un tío que llevaba puesto un collar de perro y fue maravilloso oír lo feliz que le hacía llevarlo, y cuánto le había aportado la experiencia de ser abiertamente sumiso.
Para mí, es una forma de redescubrir por qué a la gente le encanta las prendas fetichistas. Una buena tienda fetichista es un mundo en miniatura en el que entras y te inspira, en el que tienes esa sensación táctil, en el que tocas y hueles cosas que están hechas de rubber, cuero, y metal – materiales que nos ponen muy cachondos. Es un lugar diseñado para jugar con tu cabeza y hacerte sentir algo más, sexy, excitado, incorregible. Te permite disfrutar al imaginar la fantasía fetichista más fuerte que tengas.
Soy consciente de que no todo el mundo tiene un acceso tan fácil como yo a una tienda fetichista, por lo que comprar por internet se ha convertido en la forma más fácil de conseguir prendas y complementos. Pero, para mí, no hay nada mejor que probártelo en la atmósfera de una tienda hecha de ladrillo y cemento. A varios tíos los he llevado a diferentes tiendas de estas, dependiendo de lo que estaban buscando. Y sé muy bien que a veces a la gente le hace falta ese empujoncito para cruzar el umbral de la puerta. Siempre merece la pena cuando los ves cambiarse y convertirse en otro personaje. Es ese momento en el que estás en el probador, te has puesto bien todo el look, te miras en el espejo y por una décima de segundo no reconoces a la persona que ves en el espejo. Te has transformado y te gusta mucho lo que ves. De eso se trata la experiencia que te puede proporcionar una buena tienda y por esta razón es por la que volverás.
En este mundo post-confinamiento, está bien saber algunas de estas tiendas han sobrevivido y siguen ahí, brindando un mundo de oportunidades pícaras. Ya seas un primerizo o uno de los de siempre, cruza el umbral de la puerta, atraviesa el espejo y entra en el país de las maravillas fetichistas que te espera al otro lado.
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