ARTÍCULO DE NUESTROS USUARIOS: rubbernlube en la fiesta de barro
de
Noticias Recon
28 febrero 2019
Por rubbernlube
A veces parece que mi vida es una versión en plan comedia de El Show de Truman, o al menos parece que uno de los productores de ese mundo ha estado trasteando con mi vida en su tiempo libre. Desde que me enteré de la existencia de grandes fiestas de barro y de cruising a nivel europeo, como MudBoyUK y SLOSH, he tenido el gusanillo de ir. De forma regular echo un vistazo a las webs de fiestas como Drexx en Essen o a la programación esporádicamente actualizada de Lab y veo que otra vez las fiestas de barro coinciden con una boda, o con la fiesta de cumpleaños de un amigo por sus 30 años, o cualquier otra mandanga a la que tengo que ir. Una vez en 2013 los planetas se alinearon, y estaba libre y reservé los vuelos y el alojamiento para ir un fin de semana a Berlín justo cuando iba a haber una fiesta de barro en Lab. La mañana del día en el que iba a volar, me llevaron al hospital con unas anginas que eran resistentes a la penicilina. La palabra descontento es solo una mínima parte de la descripción que daría de la situación.
Bueno, hubo otra fiesta de barro anunciada el octubre pasado en Drexx, justamente el mismo día que tuvo lugar la manifestación en contra del Brexit que reunió a 700.000 personas en Londres. Qué mejor forma de demostrar mi identidad europea que participando en la manifestación en contra de una decisión estúpida centrada en mirarse el propio ombligo, y después ese mismo día utilizar la ventaja de la libertad de movimiento dentro de la UE para viajar al continente y... ¡reunirme con esos hombres potentes europeos en una piscina de barro!
Mis planes de ir a la fiesta casi se disiparon al comprobar los precios de los vuelos, pero afortunadamente había un billete que se podía adquirir usando las millas en un vuelo que me iba bien con destino a Düsseldorf, y los hoteles en Essen tienen una excelente relación calidad-precio cuando no es la feria de juegos de mesa. Envié un email a Drexx para confirmar que había tickets disponibles: solo usan la parte de arriba del club para las fiestas de barro, ya que, de lo contrario, probablemente alguien se resbalaría (y probablemente se abriría la cabeza) al bajar por las escaleras, por lo que el número de asistentes es limitado.
Como había planificado, me fui a Londres con mi mochila llena de rubber y desfilé por el West End en un día de sol espléndido, después me despedí, cogí el metro a Heathrow y volé a Alemania, sintiéndome bastante nervioso por lo que podría pasar. ¿Y si no me gustaba? ¿Y si no hay nadie que me interese? O quizás, ¿y si no hay nadie interesado en mí? Iba dándole vueltas a esto al ir desde el aeropuerto de Düsseldorf al centro de Essen, una tarea muy difícil y 60 € más cara de lo normal debido a las máquinas más enrevesadas que he visto en mi vida. Total, llegué sano y salvo al hotel, me cambié y me puse mi look para esa noche: una camiseta de tirantes de rubber y unos pantalones cortos de rubber con una cremallera que va de un lado a otro, junto con mis botas de neopreno de confianza. El único código de ropa para estas fiestas de barro es ''calzado obligatorio'' por seguridad, y yo soy morboso pero práctico – ¡me gusta meter todas mis prendas en la lavadora!
El local estaba guay. Me sentí bienvenido, seguro y relajado después de entrar por la puerta y quitarme los pantalones de chándal y la chaqueta con capucha que llevaba para ir desde el hotel, y lo metí todo en la taquilla que me dieron. Empecé a dar una vuelta: la barra estaba animada y había una mezcla de chicos sin barro en la cara en diferentes looks y un par de figuras totalmente irreconocibles que claramente ya habían estado jugando. Me encontré con un par de caras conocidas sin barro, y hablé un poco con ellos, educadamente, pero un poco extraño como soy yo, y después decidí meterme en faena. Lo primero que vi fue un recipiente del tamaño de una persona con un único hombre dentro y suficiente barro cremoso como para nadar dentro, revolcándose, mientras había otros dos tíos que le estaban meando para hacer que el barro se pusiese más resbaladizo. Me dio mucha envidia y decidí meterme, pero como el espacio estaba ocupado, fui hacia la parte de atrás y encontré la atracción principal de la noche. Detrás de un muro con un urinario había una piscina cubierta de lona, de unos 3m x 4m, llena de cerdakos cachondos retozando en un barro espeso de unos 20 cm de profundidad. La única cosa que se podía ver además del color marrón del barro era un par de ojos a veces, como un dibujo animado en el que hay alguien que se queda atrapado en una habitación sin luz o en una jungla llena de monstruos. Por un momento dudé, mis nervios me estaban dominando, y decidí ponerme a mirar desde uno de los lados hasta relajarme lo suficiente como para meterme en la piscina de barro, o hasta encontrar a alguien con quien ir. Los usuarios muddymind y pissbabe tenían otros planes para mí, y rápidamente me encontré a mí mismo metido hasta arriba, después de que me empujasen y me tirasen a la piscina. La sensación fue maravillosa: el barro era espeso y cremoso, y su frescor te daba un gran contraste con el local que tenía calefacción. Escupí el barro que había acabado dentro de mi boca gracias a mi entrada abrupta y vi cómo mis inseguridades y mis dudas eran remplazadas por mi mantra de siempre una vez que llegas al punto sin retorno: "¡ahh que le den a todo, me lanzo"! Me tumbé boca arriba, cogí un puñado de barro y me lo metí por dentro de los pantalones llenándolos tanto como pude, ya que también tenía la polla dentro del pantalón, y después empecé a deslizar mi cuerpo contra los cuerpos de los otros tíos que estaban allí conmigo. Mi percepción del tiempo quedó totalmente anulada por la intensidad de las sensaciones físicas y no tenía ni idea de cuánto tiempo estuve allí jugando en la piscina hasta que necesité hacer el primer descanso para tomar algo, tambaleándome volviendo a la barra, pasando antes por el recipiente de agua para quitarme el barro de los ojos que estaba empezando a secarse. Me pillé algo de beber, pero después de un par de tragos, empecé a tener síntomas de nostalgia y de querer volver a la piscina, por eso, me tomé mi bebida tan pronto como pude y volví a ese lugar feliz que había descubierto para seguir jugando. Durante toda la fiesta, dejé la camiseta y los pantalones cortos a un lado de la piscina para poder maximizar el contacto con los cuerpos de los otros chicos, aunque como me gusta mucho mi colección de prendas y looks, fui a echar un vistazo de vez en cuando.
Al final acabé cansado, probablemente porque me había corrido cuatro veces ya. Decidí irme a casa y me puse a la cola de las duchas, usando la fría para eliminar lo más gordo de los pantalones y la camiseta mientras que el tío que estaba delante de mí se lavaba en la del agua caliente. Mi experiencia con el gunge me ayudó a evitar miradas sospechosas en el hotel ya que me llevé mi propia toalla.
Fue una fiesta alucinante y ya he reservado todo para el próximo evento a principios de marzo, ¿quizá os veo a alguno de vosotros allí? ¡E igual si nos vemos al principio o al final de la fiesta podremos hasta reconocernos!
Algunos consejos: ¡mete todo lo que dejes en la taquilla en una bolsa de plástico porque el barro acabará por todas partes, incluido el interior de las taquillas! También, ponte tapones para los oídos o un poco de algodón dentro de las orejas: yo tuve que usar una jeringa para lavarme las orejas por dentro un par de días después de la fiesta para quitarme todo el barro. Eso sí, mereció la pena tener unos pequeños problemas de audición y una mochila llena de barro, ¡y la cereza sobre el pastel fue que durante varias semanas tuve la piel hidratada como nunca!
Si quieres enviarnos un artículo sobre las experiencias fetichistas que has tenido, envíanos tus ideas a: social@recon.com
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