ARTÍCULO DE NUESTROS USUARIOS: El Arte de dar latigazos
de
Noticias Recon
28 junio 2019
El usuario de Recon BondageDream es el Presidente fundador del So Bondage Club, miembro de Avatar Los Ángeles, juez de competiciones de títulos de cuero y fan de las sesiones de latigazos, CBT, dinámicas Amo/esclavo, Bondage y Electro. Ha pasado años viajando por todo el mundo explorando el fetichismo y entrenando a chicos, y estará en la Masterclass de este ano de la Fetish Week London Masterclass explicando y demostrando sus aspectos favoritos del sexo con cuero.
Advertencia: Aquí voy a compartir mi información y mis experiencias personales. Quédate con lo que te vaya a bien a ti al ir creando tu propio estilo.
Cuando se piensa en las sesiones de latigazos, como con cualquier tipo de sesión de este tipo, normalmente te viene a la mente una escena de dolor, y de hecho puede tratarse fundamentalmente de dolor, pero hay muchos otros espacios mentales con muchos matices que no tienen por qué incluir el dolor fuerte que una sesión de latigazos puede proporcionar. Di una presentación en CLAW 2019 en la que el foco fue el tipo de conexión que se intenta conseguir, en vez del típico cómo se hace/dónde no hay que golpear, que es de lo que se habla en las clases para principiantes. La presentación fue muy bien recibida, por lo que he pensado que quizá sea una buena idea publicar un resumen para los usuarios de Recon.
Entonces, ¿por qué hacemos sesiones de latigazos y cuáles son las conexiones que podemos crear?
Si quieres hacer una sesión de latigazos para crear confianza y un vínculo de unión, después de darle unas palabras de ánimo, quizás es una buena idea poner la mano del activo sobre la parte posterior del cuello del sumiso o por los hombros, con una caricia suave. Se puede girar el látigo como si fuese un molinillo, rozando poco a poco con el borde toda la espalda sin dar ningún golpe fuerte. La escena puede empezar dejando caer el látigo por la espalda del sumiso utilizando solo la gravedad. Cada tío tiene una velocidad favorita para esta técnica, o sea que si este es tu objetivo, asegúrate de que puedes utilizar el látigo desde una distancia corta, mientras compruebas que aún puedes utilizar bien el brazo, asegurándote de que el látigo no es demasiado corto. Después de un rato hay que seguir avanzando en la escena. La mayoría de las espaldas necesitan unos 30-40 golpes para aclimatarse a que la piel sea golpeada. Recuerda que tu sumiso ha confirmado su acuerdo de forma consciente con que le golpees, pero de alguna forma su subconsciente se habrá quedado fuera del proceso de tomar esa decisión y necesita que la obliguen a doblegarse. La parte inconsciente de la mente opera conforme al principio de "Enséñamelo, no me lo expliques solo". Puede estar bien pasar al nivel de los ocho golpes para que vayan poco a poco a más hasta llegar a una fuerza media, pero en cuanto que el activo vea que el sumiso reacciona de forma negativa, debería bajar el nivel de fuerza de forma inmediata. Además, los cuerpos de la mayoría de los sumisos indicarán que siente un nivel terrorífico de dolor antes de que te lo digan: los dedos de las manos se separan, los omóplatos se mueven hacia el centro de la espalda, o el sumiso se puede mover hacia adelante o se puede girar hacia un lado. Eso está bien. Si vuelves a bajar a un nivel más suave, habrás creado un nivel de comunicación no verbal que ayudará a las dos partes de la mente del sumiso. Puedes volver a un nivel medio de presión después, suavizándolo si es necesario, para que el sumiso sepa que no es pura coincidencia el hecho de que haya reacciones a las señales de su cuerpo. Intenta no usar palabras. Gruñidos, hhmmms, y aahs son preferibles. Si se te va algún latigazo, acércate al sumiso y acaríciale esa zona para que el sumiso sepa que te has dado cuenta y continua sin intercambiar palabra alguna para mantenerle en ese espacio mental. Si el sumiso TIENE QUE decir algo, entonces el activo puede que no haya sido lo suficientemente sensible o atento. La comunicación no verbal es importante porque, entre otras cosas, se produce de forma inmediata. De esta manera, se crea la confianza necesaria y el sumiso se puede relajar y dejar que el activo domine la situación. He visto que muchos activos tienen problemas de confianza en sí mismos y es un placer y un honor darles esta experiencia para fomentar la confianza que tienen en sí mismos.
Hacer que el sumiso acabe volando o flotando (debido al efecto de las endorfinas del sumiso) es otra escena que se puede lograr incluso utilizando golpes espaciados en el tiempo, unos tres por segundo, con una presión casi constante, durante al menos 15 minutos. El cuerpo tiende a ignorar los estímulos constantes, y puede darse como resultado un sentimiento de euforia cuando el activo aumenta la fuerza, casi sin que se dé cuenta el sumiso, (nos viene a la mente la imagen de las ranas en agua cliente), pasando a una menor fuerza antes de que el sumiso sienta que esos golpes son un dolor no deseado. Te va a sorprender lo fuerte que se puede golpear la espalda de un sumiso con esta técnica mientras aumentas el nivel y mantienes una velocidad constante. Algunos sumisos declaran haber tenido una experiencia ''extracorporal'' (¿espiritual?) cuando se les expone a la respuesta natural del cuerpo al ''dolor''. Algunos pueden llegar a la catarsis, a la risa o al llanto cuando el activo produce descargas ''hormonales'' en ellos.
Las escenas sensuales/táctiles pueden ofrecer al activo la oportunidad de mostrar sus diversos látigos y la variedad de las formas en que se puede usar cada uno, mientras el sumiso disfruta siendo el complemento y el buffet táctil que crea esos contrastes. Las sensaciones pueden ser suavizadas o de repente más fuertes de vez en cuando. Los activos pueden darles un descanso de los latigazos a veces para poder utilizar las uñas, las puntas de los dedos, hielo, las barbas, el vello corporal etc, para intercalar con los golpes y hacer que la experiencia sea mucho más sensible. Esta es una buena forma de crear un nivel de intimidad alto con la otra persona.
Pero si lo que te pone (o a tu sumiso) es el dolor, en ese caso hay un par de cosas diferentes que puedes utilizar para crear diferentes espacios mentales. Aquí tienes un par:
Por supuesto, está el rollo del castigo (normalmente como juego, y en una relación Amo/sumiso, pero eso no entra dentro de la finalidad de este artículo). La escena puede contener una sesión de azotes en un velero con el sumiso atado al mástil, un castigo judicial, etc. en cualquier caso, va a haber un nivel de seriedad por parte de cada uno en su rol. El castigo con frecuencia consiste en una serie de golpes acordados o ''legislados'' uno detrás del otro, cada uno de ellos con toda la fuerza, a veces con una cuenta atrás o hacia adelante realizada por el propio sumiso.
Otro uso del dolor administrado de forma cuidadosa puede ser en una sesión larga y extensa de ''interrogación", o quizá prefieres la escena del ''viaje de un héroe". Los golpes no serán predecibles y estarán diseñados para mantener al sumiso expectante ante el ''aquí y ahora''. Recuerda que hay al menos dos o tres grandes oleadas de liberación hormonal (por ejemplo, adrenalina y endorfina), normalmente la tercera oleada utiliza todas las sustancias que el cuerpo pueda producir en ese momento. Si el activo controla sigue los tiempos bien, los siguientes golpes serán dolor puro. Esta técnica se puede usar para destrozar a un sumiso. Solo para volver a recomponerle poco después, antes de que se vaya a casa. Recuerda, cualquiera puede dar golpes, pero esto es un arte y el sumiso necesita terminar la escena sintiéndose genial o cuando haya algo que no sale bien. Incluso en el castigo, el resultado es que las reparaciones por la infracción cometida han sido completamente pagadas.
Los juegos con chicos malcriados también pueden ser divertidos ya que el activo tendrá que usar todas sus habilidades para controlar el dolor de tal forma que la escena dure bastante y pueda ganar al chico malcriado al final de dicha escena. El activo puede divertirse fingiendo los golpes y haciendo que el penúltimo golpe sea tan fuerte que piense que el último vaya a ser insoportable, pero, al final ve que solo es un golpecito ligero. ¡Eso le enseñará quién es el jefe de la situación!
Los juegos de resistencia pueden crear escenas muy intensas en las que el activo no gana ningún juego, sino que facilita que un hombre llegue al borde de sus límites personales. (es cuando el sumiso se pone en plan, "No vas a ganarme" o, "a ver qué es lo que sabes hacer, tío"). A menudo me piden este rollo los marines y los tíos que quieren probar su resiliencia, o el que quiere mostrarte (y a él mismo) la madera de la que está hechos. A menudo se consigue con un aumento gradual del dolor hasta que veas el final de esa oleada de endorfinas (por fin). En ese momento tomas posesión de su dolor. Y puedes ponerte en plan, "Ahí tienes, ¡tío!", mientras tanto, él sabe que, si aumentas el dolor una milésima, le destruirás. El activo debe controlar su poder ''de ganar'' y no debería destrozar al sumiso (¿dónde estaría el honor en ese caso?) porque normalmente no es para eso para lo que viene el sumiso. Quieren que se les afirme su virilidad, no que se la minimicen porque tú tengas un problema con tu ego.
Desde luego, todo esto es simplemente mi opinión y tu experiencia puede que sea diferente, pero espero haberte dado un par de cosas en las que pensar antes de que empieces tu próxima sesión de latigazos. Negocia qué tipo de escena quieres. Cuando se coincide en lo que las dos partes quieren hacer, los resultados son flipantes. Aunque el activo no pueda dar los golpes tan fuerte como le gustaría hacerlo, ya que siempre debe controlarse (siempre debe ir suave), aún así, seguirá honrando el hecho de aceptar el regalo de la sumisión de un sumiso que pone su confianza en un activo, y habrá respeto para aquellos activos tops que no violan los límites del sumiso. Para finalizar, recuerda la belleza y la suavidad del cuidado que se debe dar después de la sesión, y la cura y la unión que tiene lugar en ese momento íntimo, que también es un fase de la propia sesión.
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