ALEXANDER CHEVES: Tienes que darte un descanso
de
Noticias Recon
04 septiembre 2019
En la Black Party, mi amante y yo nos vimos una vez — un beso rápido en medio de la muchedumbre — antes de volver a nuestros territorios. Me quedé en la zona de slings mientras me fisteaban. Él se quedó en la zona oscura, un laberinto de lonas y de verjas mientras le follaban desconocidos. Le gustan las zonas oscuras y no quiere ver al que le folla. A mí me gusta ver a los tíos cuando me meten el puño.
Nos fuimos por separado. Cuando finalmente nos vimos para hablar de la fiesta, dijo que había sido la mejor noche de sexo de su vida (de momento). Yo pensaba lo mismo. Poco después, decidimos darnos un descanso.
Habíamos estado buscando sin descanso noches de sexo a saco durante varios meses y teníamos que descansar. Lo sabemos porque tenemos el mismo apetito sexual. Al igual que yo, él le quiere exprimir a la vida todo el jugo, todas las experiencias enriquecedoras. Me cuesta entender a los que no quieren hacerlo. La gente como nosotros debe sentarse en algún momento y poner los límites necesarios y darse los descansos necesarios para no volverse loco.
Un buen amigo — que es igual que nosotros — me dijo una vez, "Cuando tienes la suerte de no tener límites, siempre acabas cruzando tus barreras antes de encontrarlas."
Es una suerte tener una actitud positiva hacia el sexo y además ser desinhibido. Es lo mejor poder darte permiso a ti mismo para hacer lo que quieras. Hay mucha gente que desea superar sus bloqueos sexuales, que sufre por no lanzarse a sus fetichismos por miedo a lo que piense su pareja o dios. No pasa nada por tropezarse con tus propias barreras antes de verlas claramente. Y lo que es aún más importante, no pasa nada por pedir ayuda a la hora de definir esas barreras y mantenerlas si es algo que te cuesta hacer.
No siempre es fácil saber cuándo tienes que definir una barrera o tomarte un descanso. Por eso se necesita a gente que conozca tus fetichismos y tenga una imagen clara de la cantidad de tralla que te gusta. Puede ser un amigo, un amante, una pareja o un follamigo regular. Cada varios meses tienes que hablarle a esta persona sobre tu vida sexual. No es una ocasión en la que debes tener vergüenza de ti mismo o de los demás. Simplemente es una revisión — un momento en que te puedes preguntar, "¿Qué funciona? ¿Qué no funciona?"
Todos los veranos, mi amante — al que también se le puede llamar mi novio o pareja — y yo vamos a los Fire Island Pines, un oasis marica en una playa de la costa sur de Long Island, a tres horas de Manhattan en tren y ferry. Es nuestra antítesis del ajetreo de la gran ciudad. Follamos por todas partes y tomamos champán para desayunar. Pero siempre reservamos una noche para alejarnos del alboroto de la casa y vamos a dar un paseo por el paseo marítimo. Observamos las casas de madera de pino dispersas por las dunas y hablamos sobre nuestra vida sexual — del verano, del año — y decidimos qué es lo que tenemos que cambiar, si es que hay que cambiar algo. Es nuestro ritual.
El verano pasado, tuvimos la mala suerte de contraer varias ETS, una detrás de otra durante meses, por lo que pusimos un límite: "Reservemos las noches de maratones de sexo a saco para las fiestas o los eventos especiales, y no todos los fines de semana" — fue nuestra forma de reducir el número de gente con la que follamos. Este año, me he dado cuenta de que necesitaba tomar un descanso: "Voy a estar unos meses sin hacer fisting."
Me preguntó por qué. Le expliqué que he gastado demasiado tiempo, dinero y energía este año y me siento un poco abrumado. Ni si quiera estoy cerca del nivel de habilidades al que me gustaría llegar, y nuestra comunidad tiende a glorificar a aquellos a los que se les da mucho mejor que a mí. Me siento un poco vencido.
"Eso no es saludable," dijo.
Eso no significa que el fisting no sea saludable — al contrario, el fisting es algo hermoso. Simplemente quiere decir que necesito un cambio de perspectiva. Necesito descansar y centrarme en otro morbos a los que no les presto tanta atención. Todo va bien.
Todas las personas sexualmente activas tienen que tener esta conversación con alguien. Ve a un museo o queda para ir a dar un paseo en el parque. No es una conversación seria o deprimente, y puede que decidas que al final no necesitas tomarte un descanso o establecer ningún límite en este momento. No pasa nada. Los descansos a corto plazo y los límites orientados a cuidar de ti mismo simplemente te dan espacio para recargar tus pilas y analizar el tipo de sexo que te gusta más.
Si conoces a un terapeuta marica o queer-friendly y que tenga una actitud positiva hacia el sexo (o, mejor aún, un terapeuta sexual), queda con esa persona. Hay poca gente que tenga esa opción y los terapeutas sexuales puedes ser muy caros. Además, un terapeuta puede que no entienda el rigor del fisting o puede que no conozca el efecto que tienen los antibióticos en el cuerpo. Puede que no sepan el tiempo y la energía necesarias para entrenarte y convertirte en un gimp o el subidón y el bajón emocional de una sesión fuerte de S&M. Puede que no entiendan lo mucho que nuestra cultura valora los looks fetichistas y los títulos y cómo todo esto nos puede hacer sentir intimidados. La mayoría de los fetichismos son hobbies caros, por lo que normalmente hace falta mucho dinero. Por eso necesitas a alguien — idealmente una conexión de carne y hueso — con quien hablar. Alguien como nosotros.
Alexander Cheves es un escritor que escribe sobre las relaciones y en el sexo, es editor y artista. Sus obras han aparecido en muchas publicaciones entre las que se incluyen The Body, The Advocate, Out, VICE, entre otros. Toda su obra gira en torno a la idea de servicio social: "No debemos ser creadores de contenido pasivos. Contamos historias; debemos involucrarnos activamente con el mundo y encontrar soluciones creativas y compasivas a los problemas del mundo." En la actualidad está trabajando en su primer libro.
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