Alexander Cheves: Mis consejos para todos aquellos que trabajen en un evento fetichista

Alexander Cheves: Mis consejos para todos aquellos que trabajen en un evento fetichista

de Noticias Recon

13 febrero 2020

A mediados de enero, la capital de Estados Unidos recibe a un montón de hombres de cuero procedentes de todas las partes de la costa este americana. El Mid-Atlantic Leather — MAL para acortar — tiene lugar todos los años en el hotel Hyatt Regency de Capitol Hill. El edificio del Capitolio se ve perfectamente al entrar en el hotel desde la estación de tren, sus columnas blancas y su elegante cúpula por encima de los demás edificios. A pesar del frio, todos esos hombres se reúnen todos los años fuera de la entrada del hotel con sus diferentes looks — desde jockstraps y camisetas de tirantes hasta looks de cuero de pies a cabeza — a seis cientos metros del edificio más importante del país.

Este evento, es una versión más relajada del International Mister Leather, o IML, que es un concurso de cuero que congrega a candidatos procedentes de todo el mundo y que se celebra en mayo en Chicago. El concurso MAL, que dura un día, es menos intenso que el maratón de cuatro días que es el IML. Básicamente este evento es una buena ocasión para que puedan conocerse entre sí todos los morbosos y los cerdakos procedentes de la región que va desde Nueva York hasta Atlanta, y para que puedan de esa forma conocer a gente nueva, socializar y montárselo; es casi una mera coincidencia que haya el concurso. Si lo comparamos con el IML, el concurso en sí es el motivo alrededor del que gira todo.

El MAL del fin de semana pasado fue la primera vez que fui como asistente normal y corriente, sin trabajar en el evento. Siempre había trabajado en los stands del mercado de la planta baja durante los últimos años, trabajaba en el stand de una marca para adultos que la mayor parte de los fetichistas conocerá más o menos. Para evitar la acusación de que estoy escribiendo este artículo para darles publicidad, no mencionaré el nombre de la empresa. En esa época era redactor publicitario — ahora soy autónomo para poder tener más clientes y expandir más el terreno de lo que escribo y convertirlo en editoriales.

El hecho de ser autónomo implica que no tengo que ir a los eventos de ventas con mis antiguos compañeros de equipo — que, en el caso de los distribuidores fetichistas, es lo que realmente son estos eventos. Para nosotros, son días duros de trabajo y se necesitan varios días y horas para montarlo y desmontarlo todo, y hay pocas horas de sueño.

Los asistentes de estos eventos a menudo no piensan en la gente que está trabajando, los montones de voluntarios que se levantan pronto y se quedan hasta que todo el mundo se ha ido, los de los stands que se pasan semanas y meses preparando el inventario — y la verdad es que deberían tenerlos más en cuenta. Desempeñamos un servicio. Esa es la definición de la palabra servicio. A menudo no podemos salir y meternos en toda la juega porque nos tenemos que levantar pronto para organizarlo todo otra vez para el día siguiente.

Ser atractivo ayuda a vender el producto, y creo que yo estoy de buen ver. Y si ligas un poco, los clientes compran. Pero la responsabilidad que recae sobre nosotros es más importante que el mero hecho de vender. Para los asistentes de estos eventos, los de los stands se convierten en verdaderos educadores sexuales — esos roles requieren un cierto conocimiento, paciencia, humildad, y honestidad. Se necesita paciencia para explicar cómo se cuida de verdad el rubber. Se necesita tiempo para explicar cómo se cuida la silicona de grado alto. Hay que hacer demos meticulosas para explicar cómo se montan los slings y otras equipaciones sexuales, y si estás personalizando una prenda de cuero en ese momento, tienes que escuchar y trabajar con eficacia a la vez, en medio de un montón de gente.

Estos eventos eran mi parte favorita del trabajo. Una vez, un hombre le preguntó a un compañero cómo usar un enema anal. Ese compañero se quedó cortado – y le dijo que me fuese a ver a mí.

Le pregunté cuál era la experiencia que tenía haciendo de pasivo. Nunca lo había probado. Hablamos de todo: entrenamiento anal, juguetes, lubricante, suplementos de fibra, de todo. Probablemente estuvimos hablando durante una hora. Al final teníamos lo que necesitaba (un cabezal con enema de válvula de un sentido y lubricante de silicona condensada) y después se fue.

Volvió al año siguiente, preguntó por mí, y compartió sus últimas novedades: había aprendido a ser pasivo y había encontrado a un activo fantástico y con mucha paciencia que ahora era su novio. También tenía ciertas aspiraciones para el futuro en lo que se refiere al fisting. "Vale," dije, "hablemos del entrenamiento necesario para eso."

Les he explicado a un montón de caballeros cómo se usan los cockrings y cómo limpiar y guardar los juguetes de silicona de la mejor forma posible (lavar a mano con agua caliente y jabón, secar al aire, limpiar de vez en cuando con polvos de talco para evitar que se peguen, no dejar que se toquen entre ellos al guardarlos, evitar el calor y la humedad). Muchos de estos clientes volvían a contarme cuánto han progresado y a darme las gracias — y hacían que mi trabajo fuese maravilloso. En lo que a mí respecta, se convirtió en algo más que solo ''venta'', que es una palabra casi malsonante que la mayor parte de la gente asocia con razón a las artes de la manipulación y del engaño. Yo lo que hacía era disipar miedos y luchar contra el estigma, compartir historias y escuchar a la gente.

Les recomendé a los clientes que fuesen a otros stands si ellos tenían lo que ese cliente necesitaba. Me convertí en la persona de referencia para preguntas íntimas: "Siempre que intento que me follen, no acabo de quedarme totalmente limpio. ¿Cuál es el fallo que estoy cometiendo?"; "Nunca me he estirado las pelotas. ¿Cómo puedo empezar?". La gente volvía con sus amigos porque sus amigos tenían preguntas también. Otros traían a sus parejas para que les explicase ciertas técnicas otra vez.

No decía nada que fuese nuevo. Era el conocimiento que había ganado al trabajar en este sector y al vivir teniendo un enfoque positivo hacia el sexo, siendo un ser humano normal y consciente. Una vez, cuando explicaba cómo usar un cockring de metal, un hombre me preguntó qué significaba "indetectable". Había visto mi perfil de Recon antes, en el que digo que soy VIH positivo e indetectable, y me reconoció en el stand. Le expliqué que, gracias a los medicamentos actuales contra el VIH, no puedo transmitir el virus.

No se lo podía creer. Había vivido los peores años de la crisis del VIH y había visto morir a varios de sus amigos. No tenía ni idea de que las medicinas habían mejorado tanto. Le expliqué que, el virus, no era una sentencia de muerte en América y en la mayor parte de Europa, pero que aún debemos seguir haciéndonos oír, combatiendo el estigma, y llegando hasta aquellos que no viven en las grandes urbes o en países con una infraestructura sanitaria pública insuficiente o inexistente. Se marchó sabiendo algo nuevo y poderoso y con un buen cockring brillante para su colección.

Cuando llegó el fin de semana pasado, me alegré de no tener que pasar los siguientes tres días vendiendo dildos. Fue divertido porque pude participar — me pude quedar hasta tarde en las fiestas, pude levantarme tarde, y follar todo lo que me dio la gana — pero al final, sentí que me faltaba algo. Tardé un rato -todo el viaje a casa- hasta que me di cuenta de lo que era.

Si trabajas en estos eventos, no menosprecies el impacto que tienes. Independientemente de si trabajas en el Folsom de San Francisco o en el Folsom Berlin, vas a conocer a alguien que será nuevo en este mundo. Está claro que puedes vender diferentes productos. Eso no es difícil. También tienes la oportunidad de enseñar y empoderar a alguien — y esa propia experiencia, a su vez, te va a empoderar y te va a enseñar algo nuevo a ti. Aprovecha esta oportunidad.

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